Por Rafael García
Comenzamos un recorrido por estos sesenta últimos años del concilio Vaticano II. La intención es comprender la propuesta del concilio, sostenida por el Espíritu Santo, saber de dónde venimos como iglesia y entender lo que Cristo nos propone en estos tiempos. Para poder situarnos, la iglesia se propone como reflejo de Jesus.
Es decir: Cristo es el sol y su iglesia es la luna que refleja la luz que el señor lanza sobre su iglesia.. Como pecadores que somos, hay momentos en que “la luna” no refleja apenas nada, como nueva, que esclarece en parte,como la menguante, que crece en su reflejo y llena todo de luz como una luna llena. Pero tenemos claro que Cristo siempre manda luz, ya sea a través de la palabra y del Espíritu Santo y nos predispone en el reino con los sacramentos.
Así cuando se presienten momentos de tribulación se convocan sínodos, concilios, para que el Espíritu ilumine los tiempos nuevos que toca recorrer y mantener cohesionadas a todas las iglesias del mundo.
Nos proponemos como cristianos comprender lo que supuso el último concilio, lo que afrontamos en estos tiempos, y lo que todo el cuerpo místico, entiende como voluntad del padre que nos interpela y nos implica en su plan divino.
Para ello vamos a exponer desde “ la historicidad eclesial” (datos extraídos del vaticano)1, familiarizándonos con el lenguaje y forma de comunicar que tiene Roma, en sus exhortaciones, encíclicas, motu proprio etc.
Trataremos de comprender la intención del concilio a través de sus cuatro constituciones. LUMEN GENTIUM, SACROSANCTUM CONCILIUM, GAUDIUM ET SPES Y DEI VERBUM. Para ello expondremos la situación histórica y el recorrido hecho, tras la luz que supuso el
concilio de Trento y que tantos frutos dio. La iglesia en los últimos 150 años anteriores al Vaticano II se acomodó en un ritualismo excesivo y corto en la espiritualidad (era una iglesia excesivamente moralizante y rígida). Se podía equiparar un tanto al fariseísmo Judio.
El concilio Vaticano I a pesar de todos los movimientos que desde la teología y muy especialmente los monasterios (movimiento litúrgico,biblisticos, teologías sistemáticas, vuelta radical a la patrística, etc) , no terminó de dar respuesta, debido a una lógica poco pastoral y muy protectora del cuidado dogmático, que ciertamente se ha de tener sin descuidar el “communitas espíritus”.
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ANTECEDENTES PRECONCILIARES QUE NOS HACEN DESEMBOCAR EN EL CONCILIO.
SITUACIÓN HISTÓRICA
El siglo XIX fué una época en la que el inmovilismo y cierta comodidad del cristianismo, debido a una actitud defensiva ante el nacionalismo, el materialismo filosófico donde entra tanto la soberbia liberal como el marxismo, y el confesionalismo2 provocó una retirada de la vida pública de la iglesia. Esto supuso un alejamiento tanto de la actividad científica como cultural y política lo que provocó perder el contacto con los avances de la época. Una
1 Datos extraídos de fuentes vaticanas. Salvo excepciones que se irán marcando como referentes en momentos puntuales, serán de vatican va, vatican news y mercabá. Org..
Son fuentes seguras para cualquier información sobre la iglesia..
2 El confesionalismo es un sistema de gobierno que es mezcla religiosa y política que se distribuye de manera proporcional entre las comunidades confesionales.
pérdida completa de relación, sobre todo con las cuestiones sociales. Fue Leon XIII con la carta encíclica Rerum novarum3con cincuenta años de retraso, que intentó evitar el crecimiento del materialismo filosófico encarnado por Marx y Engels influidos por el padre intelectual del ateísmo antropológico (humanismo ateo), Ludwig Feuerbach.
La iglesia como vemos tardó tiempo en tomar conciencia de toda la problemática social que había durante todo el siglo XIX.
Tiempo después, en el periodo de entreguerras ( 1º y 2º mundial) y tras la etapa más desoladora en pérdidas humanas de la historia, aumenta la desconfianza en Dios. Ante el propio recelo humano en un hombre que es capaz de provocar semejantes desastres.4 A
día de hoy la pregunta de por qué Dios permite el mal sigue estando en boca de todos, incluidos muchos creyentes (sin preguntarnos por el propio pecado humano).
ESTADO TEOLÓGICO PRECONCILIAR.
La iglesia en esta situación discierne los errores del pasado inmediato y busca nuevos caminos y formas de comunicar. Se redescubren los fundamentos comunes del cristianismo y se inicia una nueva experiencia eclesial.
Hasta mitad del siglo XX dominó una concepción de tipo contrarreformista y muy acentuada desde el punto de vista jurídico (concepción eclesial de Roberto Belarmino)5. Esta postura esquematiza a la iglesia como “societas perfecta” (comunidad de confesión y salvación, en la que el Papa es la punta de la pirámide).
Es a partir de esta segunda mitad ( habiendo muchos movimientos dentro de los monacatos que ya venían redescubriendo a la iglesia como comunidad en la que Cristo sigue viviendo con su pueblo “cuerpo místico cuya cabeza es Cristo”), lo que produjo un giro sensitivo hacia la oración en comunidad y que condujo al redescubrimiento de la liturgia.
MOVIMIENTOS TEOLÓGICOS PROPICIANTES DEL CONCILIO.6
Apuntados en un principio del texto, destacamos someramente:
1- Bíblico. De forma escueta podemos resaltar su característica más importante que es la vuelta a las fuentes primitivas (ressourcement).
Fue impulsado por la escuela bíblica de Jerusalén, y sus inicios vienen del siglo XIX gracias a un desarrollo de la lingüística, comprensión de formas literarias, arqueología y rigor en el método histórico.
Ya en el pontificado de Pio XII se exhorta a los biblistas a utilizar todos los medios científicos a su alcance como instrumento de estudio (Divino afflante Spiritu 1943). Desde la cuestión eclesiológica entre 1930 y 1960 se producen estudios primordiales sobre el cuerpo de Cristo y el pueblo de Dios.
3 Es a partir de esta toma de conciencia social, con el discernimiento después de la revolución industrial, de la explotación a que estaban expuestos las clases más desfavorecidas, niños incluidos, que la iglesia comienza a tomar conciencia de la problemática social en aquella época de industrialización. Rerum novarum supone el arranque de una iglesia con preocupaciones sociales y que culmina con la publicación del compendio de la doctrina social de la iglesia, después de multitud de documentos papales.
4 Surge de nuevo la mentalidad judía más pretérita que nos presenta el Antiguo Testamento de Dios que ama y Dios que castiga los pecados.
5 Belarmino. Miembro de la compañía de Jesús, sacerdote, cardenal y arzobispo, inquisidor en la época de la contrarreforma. 6 Hay abundante estudio en las páginas que se resaltaron en el principio del texto.(mercaba. org, vatican va,vatican news)
2 Patrístico. Estos estudios ya habían comenzado el el siglo XVIII y principios del XIX principalmente por el trabajo de J.A. Möhler. Vuelven al cristianismo primitivo, respondiendo así de forma crítica al protestantismo liberal.
Alguna década anterior al Vaticano II se contempla una rica eclesiología de los Padres apostólicos, en contraposición a la rigidez de los manuales de esta época preconciliar que seguían siendo los salidos de Trento con más “aditamento”.
3 Ecuménico.Cuestión bastante “peliaguda” incluso a día de hoy, principalmente con los sectores más tradicionalistas de la iglesia, los Lefebribrianos.
El movimiento ecuménico, prospecciona los terrenos no católicos.En 1910 se produjo en Edimburgo una conferencia misionera protestante, con la idea de llegar a un acuerdo sobre actividades comunes en todos los países de misión.Se llegó a decidir también un encuentro
mundial de las iglesias cristianas para debatir cuestiones de la fe común. Esto dió como resultado un consejo mundial de las iglesias, cuya sede está en Ginebra. En un principio Roma tiene una actitud negativa pues este hecho contradecía la doctrina.En la iglesia durante este tiempo iba creciendo el interés más fraterno por los hermanos separados y “una posible reunificación”. Se comenzó por un diálogo con la iglesia oriental con centros específicos para ello7.
El diálogo con los protestantes floreció en la Alemania nazi. La temática consiste en superar barreras que fueron promovidas por grupos reducidos o personas. Para resumir diremos que en 1952 se aprobó la institución de la conferencia católica para las cuestiones ecuménicas de la que surgió el secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos en 1960.
4 Litúrgico. Otra de las renovaciones que han levantado ampollas, también a día de hoy en los mismos sectores.Comienza este movimiento con el benedictino Lambert Beauduin en 1909, extendiéndose por Alemania, Austria y otros países desde Mecheln. Después de las reflexiones de distintas abadías, la aportación más importante es de Odo Casel, con la teología de los misterios, que impulsa este movimiento y que fue base para el concilio y concretamente para la constitución “ Sacrosanctum concilium”.
Fue en este tiempo Romano Guardini quien profundizó en el espíritu de la liturgia, propagándose en conferencias y escritos. Durante la persecución nazi este movimiento fue generador de comunidades que a posteriori, después de la guerra estas celebraciones fueron un fuerte apoyo.
Pio XII abrió la iglesia a este movimiento, expresado en dos encíclicas importantísimas que son puerta de entrada al concilio del cual seguimos bebiendo, y a las que a buen seguro haremos más referencias (Mystici Corporis de 1943 y Mediator Dei de 1947). A este movimiento se le debe toda la renovación litúrgica desde dentro del propio espíritu de la iglesia.
5 Nouvelle Théologie. Fue una revolución en los conceptos y medios de estudio de los escritos bíblicos, que surgieron a partir de los años 30 del siglo XX. Como ya hemos apuntado en el principio del texto y también válido para otros movimientos,supone una vuelta a los conceptos y aspectos espirituales más primitivos. Diversos teólogos como Lubac, Von Balthasar, Chenu y varios más dan una respuesta renovadora acercándose a los Santos Padres, a la vez de abrirse al mundo (algo que sólo a través de la asistencia del
7Instituto oriental. 1917. Posteriormente en 1929 el Russicum en Roma
Espíritu Santo el teólogo puede conjugar). Estos hombres lo que en definitiva proponían era una perspectiva de la iglesia más pastoral. Esto hizo que estas nuevas propuestas pusieran en alerta a la iglesia, con recelos, de caer en la heterodoxia.
Pío XII en Humani generi (1950) nos habla de ciertos peligros de la nueva teología, reafirmando la validez de la teología escolástica8, aunque también reconocía la validez de volver a las fuentes bíblicas y patrísticas, animando a estudiarlas y profundizarlas.
CONCLUSIÓN
Es así como Juan XXIII (el Papa bueno) llega a su conclusión: “hay que abrir las ventanas del Vaticano y renovar el aire”
Por lo que llegó a entender esa renovación como una apertura al mundo, al diálogo con otras religiones, y nuestros hermanos separados (siempre desde la revelación, la patrística y la tradición). Cuestión en la que se sigue a día de hoy, después del recorrido no sin dificultades de esta etapa posconciliar.
La próxima disertación comenzamos ya por el análisis de la primera constitución del concilio. Sacrosanctum concilium, que fue la primera en aprobarse y que iremos diseccionando por capítulos.
8 A día de hoy se ha producido un intento productivo y sinérgico, conjugando la escolástica (principalmente Sto. Tomás) y la patrística primigenia ACCESO DOCUMENTO DEL AUTOR
Por Rafael García
SACROSANCTUM CONCILIUM
Primera de las cuatro constituciones que se aprobaron en el Concilio.
Ya explicamos anteriormente que esta constitución es heredera de, fundamentalmente, el
movimiento litúrgico que fue impulsando la renovación de la vida litúrgica en la iglesia. Está
a su vez siente la necesidad para “comprender” su propia naturaleza y de explicar el
misterio y designio de redención. Abrir nuevos horizontes, nuevos caminos, nuevas puertas
que nos hagan discernir la propia idiosincrasia eclesial.
Desde Pio X hasta el concilio se fueron viendo diversas iniciativas para esa comprensión
de la naturaleza de la iglesia.
Después de las primeras reuniones “asamblearias” la pregunta clave era:
“Iglesia , ¿Qué dices de ti misma?
Como datos importantes en la promulgación de esta primera constitución sobre la liturgia
podemos destacar su promulgación al final de la segunda sesión de trabajo el día 4 de
diciembre de 1963 y que alcanzó prácticamente el consenso con 2158 votos a favor y sólo 4
en contra, lo cual da idea de la necesidad que sentían los padres conciliares en dar a
comprender la significación de la liturgia y la apertura al misterio que todo el cuerpo místico
precisaba.
- ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIÓN SOBRE LA SAGRADA LITURGIA.
Consta de siete capítulos precedidos de un muy significativo e importante proemio 1
CAP.1: Principios generales de la reforma.
CAP. 2: El sacrosanto misterio de la eucaristía.
CAP. 3:Los demás sacramentos y sacramentales.
CAP. 4: El oficio divino.
CAP. 5: El año litúrgico.
CAP. 6:La música sagrada.
CAP.7: El arte y los objetos sagrados.
En el proemio, que es una proclamación de muy alto fondo teológico, se resaltan las
intenciones del concilio, bajo las que podemos destacar como objetivos:
- La intención de hacer crecer la vida cristiana, adaptándose mejor a las necesidades de
nuestro tiempo. Esa adaptación será dada por las instituciones que pueden cambiar (las
cuestiones que pueden ser mutables o movibles en la iglesia, pues ya sabemos que hay
cuestiones inmutables e inamovibles) 2 para promover y contribuir a la unión de todos los
que creen en Cristo así como a todos los invitados a su seno pudiendo así fortalecer los
lazos entre todos.
La liturgia en el misterio de la iglesia. (punto 2 del proemio)
- La intención en las cuestiones litúrgicas es procurar su reforma y su fomento ( se
subraya aquí a la liturgia como medio de salvación, poniendo así de manifiesto la
importancia que tiene en la vida eclesial) .
Se sintetiza este punto del proemio en:
-Liturgia como obra de redención, principalmente en “El divino sacrificio de la Eucaristía”
lo que promueve la participación de los fieles en su vida diaria a expresar y manifestar a los
demás el misterio de Cristo y la naturaleza divina y humana de su iglesia, que siendo
visible, está dotada de elementos invisibles, entregada a la acción y también dada a la
contemplación, que está presente en el mundo y a la par peregrinante de tal forma que en
1 Proemio: Introducción a un texto o tratado.
2 Véase como ejemplo de inmutabilidad toda la cuestión dogmática. Pues ello supondría el derrumbe de la propia iglesia.ella, lo humano está subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la
contemplación y todo lo que tenemos presente subordinado a “la Jerusalén” que buscamos.
Liturgia y ritos.
En este apartado ( puntos 3 y 4 ) nos cuenta los principios que el concilio tiene en cuenta
y las normas que establece para el fomento y la reforma:
dichos principios y normas son válidos tanto para aplicar en el rito romano como a los
demás ritos, aclarando que las normas prácticas que presenta son referidas al rito romano
aunque su naturaleza afecta también a los demás ritos).
Expone en punto 4 que la iglesia se atiene de forma fiel a la tradición y atribuye igual
derecho y dignidad a todos los ritos que la iglesia reconoce, de manera que manifiesta el
deseo de que se conserven y fomenten. Propone también, si fuere necesario que sean
revisados de forma íntegra con prudencia ajustada la revisión a la mirada de “la sana
tradición” con el fin de vigorizar los ritos en función de las necesidades y circunstancias de
hoy en día.
Una vez que hemos desgranado la la presentación de la propuesta conciliar sobre la
reforma que se quería llevar a cabo, vamos a hacer una comparativa entre la liturgia
anterior al concilio y la puesta en práctica del “Novus ordo missae” que nos puede aclarar
muchas cuestiones del porqué de la reforma.
Rasgos litúrgicos del “Vetus ordo missae”
El misal de San Pio V fue el predominante desde tiempos del concilio de Trento sin sufrir
revisión alguna ni tan siquiera en el concilio Vaticano I. El inmovilismo presidió estos 400
años entre concilios. 3
Algunos rasgos de la antigua liturgia son:
-La liturgia se hacía en latín, incluso las lecturas y mirando al retablo.
-Se celebraban en la misma iglesia diversas misas a la vez, en los distintos altares.
-Existía la posibilidad de “la misa en sesión continua”, empalmando el final de una
con el inicio de otra, con el único impedimento de no separar la consagración de la
comunión.
-La liturgia de la palabra apenas se le daba importancia.
-Nunca el cristiano fiel, recibe el cáliz para la comunión bajo las dos especies.
-La comunión se podía dar fuera de la misa. Antes o después de terminada la misa.
En general, la gente iba a misa sólo a comulgar.
-La comunión se recibía de rodillas en la reja del presbiterio y siempre en la boca.
-La misa era de cara a la pared; y el altar era más semejante a una ara que a una
mesa de un banquete.
-Se ejercía un culto a los santos excesivo, lo que opacaba la centralidad del misterio
de Jesucristo. El enorme número de fiestas por los santos, aminoraba mucho la naturaleza
de los tiempos litúrgicos.
-El hecho de la no comprensión del latín favoreció el rezo del rosario de forma
individual o lectura de algún libro piadoso.
-Se fomentaba la escrupulosidad de los sacerdotes que temían cometer cantidad de
pecados mortales, pues una omisión por error de alguna palabra del canon suponía un
pecado mortal.
3 En esta comparativa no existe ningún ánimo de crítica, tan solo la necesidad de establecer la necesidad de un lenguaje
litúrgico comprensible a los tiempos que que nos toca vivir. Nos podría valer la explicación de mateo (mt. 9, 17)
-La distancia entre el presbiterio y los fieles era muy grande con escalinatas grandes
e incluso las rejas de división.
-Existía cierta “superstición” en relación a tocar las especies eucarísticas por quien
no estaba ordenado. Las sacristanas por ejemplo tenían que tocar los vasos sagrados con
guantes.
-El monopolio absoluto de la celebración y el ejercicio de los ministerios era
exclusivo del sacerdote, salvo una pequeña ayuda de los monaguillos (niños acólitos).
-El sacerdote sólo era respondido por los monaguillos, nunca por la asamblea, en
ningún caso.
-El ayuno para poder comulgar era de doce horas, por eso no había misas por las
tardes, esto lo eliminó Pio XII antes de que llegara el concilio. Y por la mañana comulgaban
pocos porque casi todo el mundo se había desayunado.
-No existía la más mínima concesión a la improvisación, no se podía alterar ningún
detalle, estando el culto muy “encorsetado”. Tampoco se ofrecían alternativas a los
sacerdotes para que hubiera ciertas variantes allá donde se pudiere aplicar.
-Las cuestiones de los sacramentos no se catequizaban, por lo que las personas
apenas conocían la cuestión teológica del sacramento era un asunto “socio-mecánico”.
-Las diferencias sociales se conservaban y perpetuaban en el culto, los puestos en
misa estaban reservados según la condición social y el sexo de cada uno.
-Salvo para la primera comunión no había catequesis, para los otros sacramentos, ni
tampoco cursillos, ni estudio de los textos evangélicos.
LÍNEAS MÁS DESTACADAS DE LA REFORMA. “NOVUS ORDO MISSAE”
La intención de la reforma no fue otra que poner en valor cuestiones que estaban en total
desuso con respecto a lo que las primeras comunidades cristianas habían comprendido,
habiéndose desvirtualizado con el paso de los siglos, hasta el tiempo presente (es intención
conciliar la de volver a lo original, a la primigenia tradición).
Las reformas más palpables las podemos exponer de la siguiente manera:
-Acercamiento de “la acción litúrgica” a los fieles eliminando barreras como rejas y
un exceso de escalinatas, y poner el altar cara al pueblo.
-Potenciación del papel de la asamblea frente a la exclusividad del presidente.
Mayor participación en las oraciones, en la respuesta del salmo, aclamaciones y cambios de
postura.
-Dar la importancia requerida y la unidad a toda la acción litúrgica. Siendo esta única
en la asamblea sin que pueda haber es el “kronos litúrgico” otra acción simultánea.
-Fomento del canto de toda la asamblea, frente al monopolio de los coros.
-Potenciar los ministerios diversos, frente al ministerio único del presidente: diácono,
acólito, lector, salmista etc.
-Buscar la sencillez estética frente a un “barroquismo” abundante y ostentóreo.
-Palabras comprensibles, frente a signos “mecánicos”.
-Prescripción de la homilía de los domingos y añadidura de lecturas y moniciones.
-Encaje de la vivencia “cultual” con la vida normal del cristiano, traer la misa a la
realidad del hombre.
-Mejor articulación de la comunión en la eucaristía, prohibiendo que se administre
fuera de misa, salvo casos urgentes como el viático.
Conclusión
Estas cuestiones expuestas son quizá las más evidentes, habiendo otras con mucha más
carga teológica, aunque todas lo son.
Para el próximo texto veremos el capítulo I de esta constitución importantísimo del
concilio, los principios generales, desde donde los padres conciliares establecen el porqué y
el cómo de la reforma.
Como se puede ver, y sin haber analizado cuestiones más profundas, que iremos viendo
capítulo a capítulo, la reforma es la más importante posiblemente de toda la historia de la
cristiandad. Donde la iglesia se mira a sí misma con la única intención de reflejar en todo su
esplendor la luz de Cristo. 4
Datos sacados de Vaticano va, mercaba.org y apuntes teológicos de la universidad
urbaniana de Roma.
4 “Lumen gentium”... PROEMIO… Cristo luz de las gentes.Acceso ARTÍCULO DEL AUTOR AQUÍ
Por Rafael García
Este capítulo primero se nos da dividido en unos muy concretos apartados, para dar una
explicación exacta del porqué y cómo de la reforma.
El título completo del primer capítulo es “Principios generales para la reforma y fomento
de la Sagrada Liturgia”.
Como podemos comprobar, la intención del concilio en materia litúrgica es la promoción y
el cuidado de la liturgia desde los textos sagrados y la Tradición para hacer más entendible
al pueblo de Dios la acción salvífica de la iglesia como “ Un Sacramento de salvación”, tal
como el propio concilio VAT II en la constitución Lumen Gentium y en Gaudium et Spes se
nos dice (LG 1,2; 48,2; 59,1. GS 45,1).
Esto no significa que sea un sacramento nuevo, pues solo hay y puede haber 7, su
significación viene dada porque al igual que los sacramentos son verdaderos instrumentos
de Cristo para distribuir la gracia de Dios entre los hombres, de modo parecido la iglesia es
una institución “visible” que sirve a Cristo de “instrumento” para realizar su obra de
salvación.
En definitiva la intencionalidad de la iglesia en la sagrada liturgia es la acción de las
gracias sacramentales intentando que la propia liturgia sea a la vez catequética. Que se
haga entendible.
Este primer capítulo se divide en cinco secciones en donde se nos explica:
1º- La naturaleza de la Sagrada Liturgia y su importancia en la vida de la iglesia.
2º-La necesidad de promover la educación Litúrgica y la participación activa.
3º-La reforma de la sagrada liturgia.
4º-El fomento de la vida Litúrgica en la Diócesis y en la parroquia.
5º-El fomento de la acción pastoral litúrgica.
Vemos como la secuencia del capítulo es de una lógica sencilla y a la vez aplastante en
cuanto a su desarrollo explicativo y catequético.
1º Naturaleza de la Sagrada Liturgia y su importancia en la vida de la iglesia.
La naturaleza de la Sagrada liturgia se debe:
Punto 5
Nos dice a Cristo, el hijo de Dios. EL verbo hecho carne, ungido por el Espíritu santo. Él
fue el instrumento de reconciliación dándonos la plenitud del culto divino. Cristo la realiza
por el misterio pascual y del costado de Cristo en la cruz, aquí surge el ” sacramento de
salvación" que es la iglesia.
Punto 6
Jesús envió a sus apóstoles a predicar el evangelio a toda criatura, anunciando que el
hijo de Dios con su muerte y resurrección, nos libró del poder de Satanás y nos conduce al
reino del Padre mediante el sacrificio y los sacramentos. Desde entonces la iglesia no ha
dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual, donde se hace presente siempre el
triunfo de su muerte.
Punto 7
Esta obra excelsa no sería posible sin la presencia real de Cristo en su iglesia, en la
acción Litúrgica sobre todo. (Dios es glorificado y los hombres santificados)
Punto 8
En la Liturgia terrena nos unimos y participamos de la Liturgia celestial, Cristo sentado a la
diestra de Dios y cantamos junto al ejército celestial el himno de gloria, veneramos a los
Santos y aguardamos la compañía de Nuestro Señor Jesucristo.
Punto 9
Se nos aclara en este punto que la Sagrada Liturgia no es la única actividad, es necesario
que antes seamos llamados a la fe. Es por ello que la iglesia proclama el mensaje de
salvación a creyentes y no creyentes.
Punto 10
La Liturgia es la cumbre de la actividad de la iglesia y la fuente de donde emana toda su
fuerza, gracia se dona de toda ella, sobre todo de la Eucaristía para santificación de los
hombres y glorificación de Dios.
Punto 11
Se nos hace necesario el acercamiento del fiel a la Liturgia con recta disposición para que
la participación sea plena activa y fructuosa, vigilancia que han de asumir los pastores.
Punto 12
El cristiano es llamado también a la oración al padre, ya que la Sagrada Liturgia ha de ir
acompañada, de la mortificación por Jesús, que seamos ofrecidos también como víctimas
espirituales.
Punto 13
Es recomendado que los ejercicios piadosos del pueblo cristiano sean conformes a las
normas de la iglesia, teniendo en cuenta los tiempos litúrgicos, ya que la Liturgia está por
encima de dichos ejercicios.
2º Necesidad de promover la educación Litúrgica y la participación activa.
Punto 14
La iglesia desea llevar a los fieles a la participación plena, consciente y activa, siendo esto
derecho y obligación en virtud del Bautismo. De esta participación se “bebe” el verdadero
espíritu cristiano.
Punto 15
Todos los profesores destinados a enseñar la sagrada escritura han de formarse en
seminarios, casas de estudio religiosos y facultades teológicas.
Punto 16
Es imprescindible una vida espiritual, pastoral y jurídica de los clérigos.
Punto 17
Los clérigos han de ser formados desde la espiritualidad de la Liturgia con el fin de
comprender los ritos sagrados a la vez que la observancia de la normativa y leyes litúrgicas.
Punto 18
A los sacerdotes se les ha de ayudar con todos los medios que sean apropiados a
comprender en plenitud lo que se realiza en las funciones sagradas.
Punto 19
El pastor ha de fomentar la educación litúrgica, no solo de palabra, sino también con su
ejemplo.
Punto 20
Las transmisiones a través de medios de comunicación, de acciones sagradas se harán
bajo la dirección de una persona idónea que el obispo designe, de manera discreta y
decorosa.
3º Reforma de la sagrada liturgia
Punto 21
La Santa Madre Iglesia desea proveer con solicitud a una reforma general de la misma
liturgia, porque consta de una parte inmutable por ser divina y de otras partes sujetas a
cambios.
Para que en esta reforma el pueblo cristiano obtenga con mayor seguridad gracias
abundantes, expresando con mayor claridad las cosas santas para que el pueblo cristiano
pueda participar en ellas por medio de una participación plena.
Punto 22
- La reglamentación de la sagrada Liturgia es de competencia exclusiva de la autoridad
eclesiástica.
- Dicha reglamentación corresponde también a las asambleas territoriales de obispos,
dentro de los límites establecidos.
- Por lo tanto, nadie aunque sea sacerdote añada, quite o cambie cosa alguna en la liturgia.
Punto 23
Para conservar la santa tradición debe proceder una concienzuda investigación teológica,
histórica y pastoral de cada una de las partes, además no sólo las leyes generales sino
también la experiencia adquirida. No se introduzcan innovaciones si no lo exige una utilidad
verdadera de la iglesia.
Punto 24
La Sagrada Escritura es trascendental en la celebración litúrgica, pues de ella se toma
todo: lecturas, salmos, oraciones e himnos. Todos penetrados de su espíritu y de ella recibe
su significado. Por lo que hay que fomentar aquel amor suave y vivo a la sagrada escritura.
Punto 25
Revísese los libros litúrgicos valiéndose de peritos y consultando a los obispos de
diversas regiones del mundo.
Punto 26
Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la
iglesia.Pertenecen a todo el cuerpo de la iglesia, es decir a su pueblo santo, tanto el
celestial, como el terrenal.
Punto 27
Siempre que los ritos admitan una celebración comunitaria incúlquese que se prefiere a
una celebración personal.
Punto 28
En las celebraciones litúrgicas cada cual, ministro o fiel al desempeñar su oficio hará sólo
aquello que le corresponde.
Punto 29
Los pertenecientes a la Schola Cantorum ejerzan su oficio con la sincera piedad y el
orden que convienen.
Punto 30
Con el fin de promover la participación se fomentarán las aclamaciones del pueblo.
Guárdese además en los tiempos debidos, un silencio sagrado.
Punto 31
Téngase muy en cuenta que en las rúbricas está prevista la participación de los fieles.
Punto 32
No se hará acepción alguna de personas o clases sociales fuera de la distinción que
deriva de la función litúrgica y del orden sagrado, exceptuados los honores a las
autoridades civiles.
Punto 34
Los ritos deben ser breves, claros, evitando las repeticiones inútiles; adaptados a la
capacidad de los fieles.
Punto 35
Íntima conexión entre la palabra y el rito en la liturgia:
- En las celebraciones debe haber lecturas de la Sagrada Escritura más abundantes,
variadas y más apropiadas.
- El sermón se indicará en las rúbricas el lugar más apto, cúmplase con la mayor
fidelidad. Las fuentes principales serán las S.E. y la liturgia.
- Incúlquese la catequesis litúrgica por todos los medios, téngase anunciadas en los
ritos cortas amonestaciones que dirá el sacerdote u otro ministro.
- Se fomentará celebraciones de la palabra de Dios en vísperas de las fiestas
solemnes, sobre todo en los lugares donde no haya sacerdote, en cuyo caso debe
dirigir la celebración un diácono u otro delegado por el obispo.
Punto 36
- Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular.
- Como el uso de la lengua vulgar es muy útil para el pueblo, tanto en la misa como en
la administración de los sacramentos, en las lecturas, en algunas oraciones y cantos
se le podrá dar mayor cabida.
- El cumplimiento de estas normas será responsabilidad de las asambleas territoriales
de obispos, si ha de usarse la lengua vernácula; estas decisiones tienen que ser
aceptadas por la sede apostólica.
- La traducción del texto latino a lengua vernácula debe ser aprobada por las
asambleas territoriales de los obispos.
Punto 37
La iglesia no pretende imponer una igualdad en aquello que no afecta a la fe, o al bien de
la comunidad, ni siquiera en la liturgia, por el contrario respeta las distintas razas y pueblos,
con tal que se pueda armonizar con su verdadero y auténtico espíritu.
Punto 38
En los libros litúrgicos, preservada la unidad sustancial del rito romano, se admitirán
variaciones y adaptaciones y se tendrá esto en cuenta al formar la estructura de los ritos y
rúbricas.
Punto 39
Pertenece a las asambleas territoriales de obispos, determinar estas adaptaciones, sobre
todo en lo concerniente a la administración de sacramentos, sacramentales, procesiones,
lengua litúrgica, música y arte sagrados, siempre de conformidad con las normas
contenidas en esta constitución.
Punto 40
Sin embargo en ciertos lugares y contextos compromete una adaptación más profunda de
la liturgia por tanto:
- Las asambleas territoriales de obispos considerará los elementos que se pueden
tomar de las tradiciones y natural de cada pueblo para incorporarlos al culto divino,
siempre con el consentimiento de la sede.
- Para que la adaptación se realice con prudencia la sede Apostólica concederá a las
asambleas territoriales de obispos la facultad de dirigir las experiencias antepuestas
en algunos grupos preparados para ello, en un tiempo fijo.
- Como las leyes litúrgicas suelen presentar dificultades en cuanto a la adaptación
sobre todo en las misiones, se empleará la colaboración de hombres hábiles en las
cuestiones de que se trata.
Para no alargar más este texto dejamos para la próxima entrega las dos últimas secciones
de este primer capítulo, sobre el fomento de la vida litúrgica en la diócesis y la parroquia y el
fomento de la acción pastoral litúrgica.
Siempre se recomienda leer la constitución completa que está disponible en internet y que
son de una riqueza extrema.
Por Rafael García Tejado
El tema central de este capítulo no es otro que el Misterio Pascual de Cristo, y la
participación a la que activamente se invita a los fieles.
Se declara en el concilio que: “ El sacrificio eucarístico del cuerpo y sangre del salvador
fue instituido en la última cena. Esto fue establecido en orden a perpetuar el sacrificio de la
cruz a lo largo de los siglos y hasta la llegada de Cristo al final de los tiempos (parusía).nos
indica” Este memorial de la muerte y resurrección es sacramento de piedad, señal de
unidad, nexo de amor, y banquete pascual, en el cual se come a Cristo de manera que nos
llena de gracia y nos dirige a la gloria venidera. (47)
Mysterium fidei es como el concilio denomina a la eucaristía describiendo este misterio
como el medio por el cual Cristo expresa su amor por la Iglesia. Nos conmina el concilio a
no participar en el banquete eucarístico como meros espectadores, todo lo contrario, que
participemos en la acción sagrada siendo conscientes de lo que estamos haciendo de forma
devota y colaborando en plenitud. El punto 48 así nos pide: Ofrecer no sólo a través de las
manos del sacerdote, sino también junto con él , ofrecernos nosotros mismos .Esto no
quiere quiere decir que nos ofrezcamos en sustitución de Cristo o como víctimas, se
entiende en la medida que somos miembros del cuerpo Místico. No por nuestros méritos,
sino por los de Cristo.( Si fuera por nuestros méritos caeríamos en antropocentrismo)1
los nueve decretos dirigidos a una participación más plena de los fieles:
- Revisión de la Misa con el fin de una participación más devota y activa y que los fieles
puedan comprenderlo de manera sencilla.(50). Importante es no cambiar la naturaleza ni el
propósito de las partes de la Misa, únicamente revisión para que el fiel pueda entenderlo
con facilidad (función catequética), y esto permita la participación más plena.
- Diversificar las lecturas de la Escritura en la Misa durante un ciclo de varios años (se
determinaron tres ciclos A,B,C uno por año, el vetus ordo solo contemplaba un ciclo
repetido año por año, lo que dejaba muy escasa la palabra en la liturgia) también se
aumentó la lectura en cada misa del año litúrgico ( dos antes del evangelio) Lo cual hace
que los textos bíblicos y en particular el Evangelio esté mucho más presente en la liturgia.
Se suma además la liturgia de las horas,a la que ahora somos invitados a participar de ella
los fieles con los ordenados y las órdenes monásticas. Las lecturas permitieron una entrada
del Antigüo Testamento en la liturgia.
- La homilía ha de estar “empapada” desde la fe y la moral por las lecturas de la escritura
poniendo la lectura en valor a nivel del sacramento (en el vetus ordo no se le daba
importancia a la lectura se leían en latín y la grey no lo entendía, la homilía solía ser una
charla muy moralizante que en muchas ocasiones nada tenía que ver con las lecturas del
día)
- En el cuarto decreto se reclama al creyente a la oración en común (oración de fieles), en la
cual el laico participa por intersecciones en nombre de la iglesia, autoridades, necesitados y
de toda la humanidad y su salvación (53).
- En el quinto decreto se define el uso de la lengua vernácula en la Misa. Se especifica
claramente con la comunidad presente, al menos la lectura y la oración común se tiene que
hacer en lengua de la grey presente además de las partes que correspondan al pueblo.
Es evidente que estamos, a día de hoy recibiendo toda la misa en la lengua de cada país
salvo misas especiales solemnes o con permiso del obispo que se hacen en Latín (Se
aconseja en este decreto tomar medidas para que se puedan decir o cantar en latín las
partes del Ordinario de la misa que pertenezca2.
¿Que incluye el ordinario?
1 Kyrie
( cuando rezamos “Señor ten piedad, Señor ten piedad….) El título completo es Kyrie
eleison del griego, y viene a significar “Oh Señor ,compadécete”
2 Gloria
Es la parte que conocemos todos. Gloria a Dios en el cielo y en la …..
3 El Credo
Resumen de la fe de los católicos la definimos como confesión de fe.
4 Sanctus/Benedictus
Antiguamente se le llamaba trisagio, y es una alabanza de latría y corresponde a las
palabras que los ángeles tributaban a Dios (Is 6:3). Corresponde a la adoración expresada
en la que decimos: Santo, Santo, Santo es el señor….
5 Agnus Dei
Es la jaculatoria dirigida a Cristo como cordero de Dios y que repetimos seguidamente de
darnos la paz y antes de la comunión.
Agnus dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis agnus dei, qui tollis peccata mundi,
miserere nobis.
No creo que haga falta traducción.
- El sexto decreto nos recomienda ofrecer la Santa comunión a los laicos de todas las misas
después de la comunión del sacerdote. Esta resolución conciliar fue defendida ya en
tiempos de S. Pio X. En tiempos anteriores fue muy discutido desde la teología el hecho de
ofrecer la comunión a los laicos que normalmente era muy pocas veces al año.
Este punto establece la disposición para recepcionar la comunión bajo las dos especies:
está dispuesto desde Trento (1545 y 1563) y se produce bajo la consideración de los
Obispos, no sólo a clérigos y religiosos, también a laicos, según establezca la sede
apostólica.(55)
-El decreto séptimo, define y describe las dos partes de la Misa en “liturgia de la palabra y
liturgia eucarística”, según la reforma. Frente de la antigua división antigua “masa de
catecúmenos y masa de fieles”.
Esta definición conciliar no tiene otro sentido que el de enfatizar la unidad del culto con la
intención de hacer participar al fiel en ambas partes de la Misa.
-El octavo y noveno prevé una aplicación más amplia de la “concelebración sacerdotal en la
Misa”. No siempre esto fue así, ya a principios de la edad media había Misas
2 EL ORDINARIO: (Ordo missae) conjunto de oraciones y otras partes invariables (o casi)de la Santa Misa del Rito Romano.
Que contrasta a su vez con los mutables (cantos, oraciones y lecturas) que van variando durante el año litúrgico o fiesta
litúrgica.
concelebradas en fiestas principales. Las objeciones a la legitimidad de esta práctica las
respondió Sto. Tomás de Aquino (Summa. III: 82,2)
El concilio con el uso de la concelebración pretende manifestar la unidad del sacerdocio.
(57)
En la próxima entrega trataremos el capítulo tres sobre los sacramentos y los
sacramentales.
Por Rafael García
En general, para la mayor parte del pueblo de Dios, los cambios habidos en la misa son la reforma más notable que acaeció en el concilio (en el culto público). En las cuestiones de administración de sacramentos y sacramentales los cambios fueron también bastante exhaustivos .
El concilio tenía plena conciencia de, como es lógico, la administración de la gracia, tenían también un sentido “catequético”, de formación en la fe. Es por ello que se dió la máxima importancia a que los fieles entendieran con claridad los signos sacramentales (S.C.59)
Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del
cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero, en cuanto signos, también tiene un
fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que a la vez, la alimentan, la robustecen y la
expresan por medio de palabras y de cosas; por esto se llaman sacramentos de la fe”. Confieren
ciertamente la gracia, pero también su celebración prepara perfectamente a los fieles para
recibir fructuosamente la misma gracia, rendir el culto a Dios y practicar la caridad.
Hay que discernir como fiel, la flexibilidad de la iglesia para “alterar” ritos en los sacramentales. Para asimilar esto debemos comprender que estos no son medios instituidos por la divinidad para administrar la gracia, sino que más exacto son: “signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se
expresan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la iglesia.”
(S.C. 59)
El sacramental más usado habitualmente es rociar con agua bendita, esto significa un signo de bendición del sacerdote a los fieles ( es importante en esto, ser consonantes con la fe, de modo que un símbolo inapropiado no lleve a la gente a error)1.
Viendo el concilio la necesidad de reforma en los “ritos” en los sacramentos y sacramentales, desde un punto de vista catequético, como recalcamos anteriormente.
Puesto que habían de ser más claros para el pueblo en ciertas cuestiones del orden de su naturaleza. Estos cambios vienen explicitados en el (S.C 62):
Habiéndose introducido en los ritos de los sacramentos y sacramentales, con el correr del
tiempo, ciertas cosas que actualmente oscurecen de alguna manera su naturaleza y su fin,
y siendo necesarios acomodar otras a las necesidades presentes, el sacrosanto concilio
determina los siguientes para su revisión:
S.C. 63 - Usar lengua vernácula según el art. 36.empléense en las correspondientes regiones. En la redacción de estos rituales o - Las competentes autoridades eclesiásticas territoriales de que habla el art. 22, en el párrafo 2, de esta constitución, preparen cuanto antes, de acuerdo con la nueva edición del ritual romano, rituales particulares acomodados a las necesidades de cada región; también en cuanto a la lengua y una vez aceptados por la sede apostólica, particulares colecciones de ritos no se omitan las instrucciones que en el ritual romano, preceden a cada rito, tanto las pastorales y de rúbrica como las que encierran una especial importancia comunitaria.
- Esto es lo primero que vislumbra el concilio para comprender los sacramentos, expresarlos en la lengua de cada parroquia.
-La constitución llama a la restauración del catecumenado para adultos (S.C. 64). Este
mecanismo está establecido especialmente para católicos caducos, también para conversos
protestantes en preparación al bautismo (si fuere necesario), comunión y confirmación.
Siendo también ofrecido como educación contínua de los confirmados.
-Se propone preparar un nuevo rito para el bautismo de los infantes y no utilizar el rito
anterior, “Ordo supplendi omissa super infantem baptizantum”, con la intención de resaltar el
bautismo y la entrada en comunión de un infante (S.C.70)
- Comunión y confirmación, en la práctica, el rito de comunión para conversos bautizados
válidamente se administra al completar el catecumenado adulto prescrito anteriormente. El
rito de la confirmación debe ser revisado para que sea explícitamente parte de la iniciación
cristiana, por lo que comienza con una renovación de las promesas bautismales. (S.C. 71)
-Sobre el sacramento de la penitencia, se anima por parte del concilio a revisarlo, con la
intención de dejar más claro los efectos y la naturaleza del sacramento (S.C. 72)
- Apremia el propio concilio a ampliar el sacramento de la “Unción extrema” y que pueda
llamarse de manera más apropiada “unción de enfermos” (S.C.73). Sin querer abolir el nombre
“tradicional” del sacramento, se considera más apropiado, el segundo ya que nunca en la
tradición se limitó a los estrictamente moribundos.
-Se pide también la revisión de los ritos en la ordenación, sin especificaciones prescritas,
salvo:
1º Discurso de apertura del obispo que podrá hacerse en lengua vernácula.
2º Todos los obispos presentes pueden poner de manera simultánea las manos al
consagrar un obispo.
Sólo es el único lugar donde el consejo recomienda específicamente el uso de la lengua
vernácula en el rito de un sacramento, y sólo como una opción.
La cuestión de inculturación únicamente se aplica al sacramento del matrimonio por
cuestiones de costumbres en cada territorio siempre y cuando prime la dignidad. El
sacerdote ha de solicitar y obtener el consentimiento de las dos partes para este tipo de
ritos.
Lo más importante del sacramento y que se ha de enfatizar es la “significación clara de la
gracia en el matrimonio” y sobre todo “hacer mucho énfasis de los deberes de los cónyuges”
(S.C.77). Cuando el sacramento se realiza fuera de la misa, la epístola y el evangelio de la
misa nupcial deben leerse primero (S.C.78). En este caso se pide también la revisión de los
sacramentales con el fin de que sean comprensibles por los laicos. Los ritos a revisar han
de tener en cuenta el momento cultural en tiempo y en zona. Es factible la inclusión de
nuevos sacramentales para satisfacer las necesidades locales según recomendación de las
conferencias territoriales según el art. 63 (S.C.79)
-Aunque no se da ninguna recomendación, el concilio pide una revisión de los ritos de
consagración de las vírgenes en el “Pontificio Romanum” ( donde se incluyen ritos de
ordenación, consagración y bendición). (S.C.80), donde se restauró la práctica antigua de
consagrar a las mujeres laicas que viven en el mundo (no en órdenes religiosas) como
vírgenes.
Esta práctica fue utilizada en la época barroca, aunque no fue sancionada como tal. Las mujeres laicas llevaban un hábito y adoptaban una regla monástica, viviendo castamente en casa. A día de hoy no se este tipo de consagración no prescribe ninguna regla de ninguna orden religiosa, sólo mantener el voto de la virginidad. Es ago parecido a las beguinas del siglo XII.
Así acabamos el comentario al capt. III dedicado a sacramentos y sacramentales. Se recomienda por ser muy instructiva la lectura de toda la constitución para saber bien a nivel litúrgico como actuar.
Por Rafael García
“Orad sin interrupción”. (I Tes., 15,5) Así es como Pablo nos interpela y como la iglesia ha mantenido desde el principio y a lo largo de su historia este precepto.
En un principio las primeras comunidades acostumbraban a rezar el Padre nuestro 3
veces al día (Didaché VIII, 3). Pasando un tiempo y formulando tiempos precisos, Clemente de Alejandría propone un oficio (Stromata 7,7). Aunque no se estableció una liturgia de las horas ú oficio divino, hasta un tiempo en que una iglesia relajada de persecuciones lo empezó a difundir ya en las catedrales (siglo IV y V d.C.).
A partir de este tiempo son las órdenes monásticas, recién aparecidas en esta época,
quien las terminó de “acelerar y mejorar”, ampliando el número de textos bíblicos usados. Es así como entre cantos salmódicos y la música litúrgica se alcanza la plenitud usando el canto gregoriano. A partir del siglo X se amplía la “obligación” del rezo a todas las iglesias, pues las órdenes ya se habían obligado. Y gracias a la orden Franciscana se fueron “pariendo” las primeras ediciones del que se denominó “BREVIARIO” el cual después de Trento sufrió muchos intentos de reforma y unión. A partir de 1568 es cuando ya se establece la unificación del libro y en 1911 por decreto de Pio X se añaden los salmos diarios y se establece un orden nuevo retocado en el concilio Vat II que se versionó en español por vez primera en el año 1979.
Comentamos sobre la liturgia de las horas.
Ante la necesidad que la iglesia tenía de elevar oraciones al padre a través de
Cristo, nuestra iglesia articuló en derredor de las horas canónicas la oración oficial y pública.
Esta oración es distinta, varía en función del rito siendo que la significación no varía. Es por esto por lo que este capítulo ha sido dedicado a esta importante cuestión, analizando la función de esta oración en la iglesia de Cristo.
La S.C. nos alumbra el oficio divino explicando que con el himno que se canta
perpetuamente en las moradas celestiales y que fue introducido por el Sumo Sacerdote de la nueva y eterna alianza, Cristo Jesús; nos une a Él a toda la humanidad y a toda la divinidad.
La prolongación de esta función sacerdotal se produce como es evidente a través de la iglesia, en la que toda la grey alaba e intercede para la salvación del mundo. Los alcances de esta función no se limitan a la celebración de la eucaristía, sino que se encuentran también y de manera muy especial en el rezo del oficio divino (S.C. 83)
Es de forma que cuando los sacerdotes, y todos los que han sido destinados al rezo del Santo Oficio Por institución de la iglesia cumplen debidamente con el canto de alabanza “en virtud del cuerpo místico de Cristo” (Pio XII, Mystici Corporis Christi, 1943; S.C.99), esto mismo ocurre cuando los fieles oran junto con el sacerdote en la forma establecida, es entonces en verdad la voz de la esposa que habla al esposo; más aún, es la oración de Cristo, con su cuerpo, al Padre (S.C. 84).
Por tanto, el concilio concluye diciendo que todos aquellos que ejercen el rezo del Santo Oficio, cumplen, por una parte, con la obligación de la iglesia, y por otra, participan del altísimo honor de la Esposa de Cristo, ya que, al alabar a Dios, se encuentran ante su trono en nombre de la madre iglesia (S.C. 85).
Cómo se estructura del Oficio Divino
Gracias a que se ha conservado mucho de las antiguas tradiciones, se encuentra
organizado de forma que la alabanza a Dios es consagrada las 24 horas del día. Es la
finalidad del oficio, la santificación del día, por lo que nos manda el concilio restituir la
trayectoria tradicional del rezo de las horas, para que así si es posible se adecue al tiempo natural, aunque se debe tener en cuenta las circunstancias de vida en la que el pueblo de Dios se encuentra hoy.
Podemos diferenciar dos niveles de solemnizar la liturgia: Horas mayores y horas menores. Las mayores, decreta el concilio, son las las comprendidas en Laudes y Vísperas (89a) que como sabemos corresponden a la oración matutina (mañana) y la vespertina (oración de la tarde a la vez de serlo el oficio de lecturas que se le ha llamado tradicionalmente maitines (el oficio es el rezo más temprano, al amanecer que sirve para todo el resto de la liturgia de las horas.
Se realiza entre las 12 de la noche y primeras horas de la madrugada). Las horas menores corresponden a las horas tercia, sexta, nona y completas.
Los elementos que componen cada hora son:
-Invocación inicial.
-Himno
-Salmodia. Donde pueden entrar sólo en horas mayores cánticos de los textos bíblicos que no corresponden
a los salmos).
-Lectura bíblica (y también patrística en el oficio de lecturas)
-Responsorio
-Cántico evangélico (benedictus o el Magnificat), preces y Padre Nuestro (sólo en laudes y Vísperas.
-Oración final y despedida.
El concilio suprimió la hora prima además, prosiguiendo lo referido con anterioridad, si se reza el oficio fuera del coro, se permite rezar una de las tres horas en función de la que mejor se pueda acomodar al momento del día.
El Oficio Divino, venero de devoción.
Como oración pública de la iglesia, la liturgia es una fuente de piedad que nos nutre
personalmente. Es por ello la importancia de que en el momento de la oración concuerde la
mente con la voz, por lo que se nos pide instrucción litúrgica y bíblica profunda
principalmente en los salmos (S.C. 90).
Esto hace del Oficio Divino una oración vital para todo católico por lo que se nos pide
hacer de ella oración personal, con el objeto de unirse a toda la iglesia y alabar a través de Jesucristo al Padre.
Canon sobre el Oficio Divino.
Para el laico este rezo es opcional, aunque muy recomendable. Para personas que lleven algún tipo de vida consagrada, por ejemplo sacerdotes y religiosos también laicos con votos, se establece el rezo “sub gravis” (bajo gravedad) del Santo Oficio. Lo que significa que omitir el rezo del Santo Oficio de forma voluntaria se equipara a materia de pecado mortal según la dubbia (duda) con la que alega la congregación para el Culto Divino y la Congregación del
Clero.
El rezo se realiza día tras día sin descanso. Para el laico existen distintas páginas web
donde encontrar los rezos. A título personal recomiendo ePrex:liturgia. Es la que en nuestra parroquia se utiliza habitualmente, aunque son todas válidas.
Por Rafael García acceso PDF
Este capítulo cinco se propone como meta eclesial inculcar al pueblo de Dios: el sentido del año litúrgico, de priorizar el sentido del domingo,propone la revisión del año litúrgico, cómo se ha de orientar a los fieles, el tiempo de cuaresma, la penitencia de modo individual y social, y la celebración de las fiestas de los santos.
En esta ocasión vamos a poner de forma “cuasi literal” (los artículos más definitorios) el desarrollo de este capítulo que se expone clara y articuladamente en la carta apostólica “Mysterii Paschalis” del Papa Pablo VI .
Proemio.
El sagrado Concilio Vaticano II nos ha enseñado claramente que la celebración del MISTERIO PASCUAL tiene la máxima importancia en el culto cristiano y que se explicita a lo largo de los días, las semanas y el curso de todo el año. De aquí se desprende la necesidad de poner a plena luz el misterio pascual de Cristo en la reforma del año litúrgico, según las normas dadas por el concilio (punto 106, Sacrosanctum Concilium), y a mismo tiempo restaurar la celebración litúrgica de la sagrada Cuaresma. No es menos sabido que nuestro predecesor Pío XII, de venerable memoria, decretó esto mismo que sentimos y profesamos (Congr. de Ritos, Decreto general Maxima Redemptionis nostrae mysteria 16 nov. 1955, p.839).
Con razón al celebrar “el misterio del Nacimiento de Cristo” (Misal Romano, 1962, oración de la Epifanía, en el misal actual, 2ª oración colecta del Bautismo del Señor, p. 175) y cuando renovamos la Pascua de Cristo, suplicamos a Dios que los que han renacido con Cristo “sean fieles durante su vida a la fe que ha recibido en el sacramento” (Sacrosanctum Concilium, p.102).
Por esta razón la revisión del año litúrgico y las normas que derivan de su reforma no pretenden otra cosa sino que los fieles por medio de la fe, la esperanza y la caridad estén en comunión más viva con “todo el misterio de Cristo desarrollado a lo largo del curso anual” (S.C. 103), y las memorias de los Santos, entre las cuales se encuentran con toda justicia los natalicios” ( S.C“de nuestros señores, los mártires y vencedores La iglesia católica ha tenido siempre como firme y cierto que las fiestas de los Santos proclaman y renuevan el misterio pascual de Cristo”.(S.C. 111).
Para llevar a efecto estos decretos del Concilio, han sido excluidos del Calendario general algunos nombres de Santos, y se ha concedido la facultad de restituir oportunamente, si conviene, las memorias y el culto de otros Santos en sus propias regiones. De todo esto ha resultado que, al suprimir del Calendario Romano algunos nombres de Santos no conocidos universalmente, se han incluido en él algunos nombres de Mártires originarios de países de evangelización más reciente; de tal modo que en su lista se encuentran con igual dignidad representantes de todos los pueblos insignes o porque han derramado su sangre por Cristo o porque se han distinguido por unas virtudes extraordinarias.
Por estas causas pensamos que el nuevo Calendario general, elaborado para el rito latino, se acomoda más a la mentalidad y piadoso sentir de este tiempo y presenta más adecuadamente aquella propiedad de la iglesia que es la universalidad; ya que propone nombres de hombres insignes que ofrecen a todo el pueblo de Dios unos modelos especiales de santidad, vivida de diferentes maneras. No es necesario decir el provecho espiritual que esto representa para todos los cristianos.
Después de haber pensado diligentemente ante el Señor todas estas causas, aprobamos con nuestra Autoridad Apostólica el nuevo calendario Romano General, elaborado por el Consilium para la aplicación de la constitución sobre la Sagrada Liturgia, y las Normas universales que se refieren a la ordenación del año litúrgico, para que comience a tener vigor el día 1 de enero del año 1970, de acuerdo con los decretos que dará la Sagrada Congregación de ritos conjuntamente con el Consilium, al que acabamos de hacer referencia, y que serán válidos hasta el tiempo en que se haga la edición reformada del Misal y del Breviario.
Todo lo que hemos establecido en esta Carta Nuestra, dada en forma de Motu proprio, mandamos que sea firme y tenga valor, sin que obsten, si fuere el caso, las Constituciones y Ordenaciones Apostólicas emanadas de Nuestros Predecesores, o cualquier otra prescripción, incluso digna de mención y derogación.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 14 de febrero de 1969, año sexto de Nuestro Pontificado.
PABLO PP. VI
Normas universales sobre el año litúrgico y sobre el calendario.
CAP. I EL AÑO LITÚRGICO.
1. La santa iglesia celebra la memoria sagrada de la obra de la salvación realizada por Cristo, en días determinados durante el curso del año. En cada semana, el domingo (por eso es llamado “Día del señor”). Hace memoria de la Resurrección del Señor, que una vez al año, en la gran solemnidad de la Pascua, es celebrada junto con su Santa Pasión. Durante el curso del año despliega todo el misterio de Cristo y conmemora los días natalicios de los Santos.
En los diversos tiempos del año litúrgico, según las prácticas tradicionales, la Iglesia va instruyendo a los fieles por medio de ejercicios piadosos del alma y del cuerpo, de la enseñanza, de la oración y de las obras de penitencia y de misericordia (S.C. 3).
Los días litúrgicos. Título I
I. El día litúrgico en general.
3. Cada día es santificado por las celebraciones litúrgicas del pueblo de Dios, principalmente por el sacrificio y por el Oficio Divino (visto en el cap. anterior).
El día litúrgico comienza a medianoche y se extiende hasta la medianoche siguiente. Pero la celebración del domingo y las solemnidades comienzan ya en la tarde del día precedente.
II El domingo
4. En el primer día de cada semana, llamado día del Señor o domingo, la Iglesia, según una tradición apostólica que tiene sus orígenes en el mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual. Así pues, el domingo ha de ser considerado como el día festivo primordial.
9. Los santos que tienen un relieve universal se celebran obligatoriamente en toda la iglesia; los otros o son inscritos en el calendario para que puedan ser celebrados libremente, o se dejan para el culto particular de cada iglesia, o nación o familia religiosa. (S.C. 102)
III El triduo Pascual
18. Ya que Jesucristo ha cumplido la obra de la redención de los hombres y de la glorificación perfecta de Dios principalmente por su misterio pascual, por el cual muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, el Triduo santo pascual de la pasión y resurrección del señor es el punto culminante de todo el año litúrgico. (S.C.106).
19. El Triduo pascual de la Pasión y de la Resurrección del Señor comienza con la misa vespertina de la cena del Señor, tiene su centro en la Vigilia pascual y acaba con las Vísperas del domingo de Resurrección.
20. El Viernes Santo de la Pasión del Señor (S.C.110) en todas partes se celebra el sagrado ayuno de la Pascua.
21. La Vigilia pascual, la noche santa de la Resurrección del Señor, es tenida como “la madre de todas las santas Vigilias”.(San Atanasio, Epist. Fes. 1366)
23. Los domingos de este tiempo son tenidos como domingos de Pascua y, después del domingo de Resurrección , son denominados domingo II, III, IV, V, VI, VII de Pascua; el domingo de Pentecostés clausura este tiempo sagrado de cincuenta días.
24. Los ocho primeros días del tiempo pascual constituyen la octava Pascua y se celebran como solemnidades del Señor.
25. A los cuarenta días de Pascua se celebra la Ascensión del Señor, a no ser que se haya trasladado al VII domingo de Pascua, donde no sea día de precepto (cf. 7)
26. Las ferias que van desde la Ascensión hasta el sábado antes de Pentecostés inclusive preparan para la venida del Espíritu Santo.
IV El tiempo de Cuaresma.
27. El tiempo de Cuaresma está ordenado a la preparación de la celebración de la Pascua: La liturgia cuaresmal prepara para la celebración del misterio pascual tanto a los catecúmenos, haciéndolos pasar por los diversos grados de la iniciación cristiana, como a los fieles que recuerden el bautismo y hacen penitencia. (cons. apst. Paenitemini, p. 3) Se imponen las cenizas.
30. Los domingos de este tiempo reciben el nombre de domingo I, II, III, IV, V de cuaresma. El domingo sexto, en que comienza la Semana Santa, es llamado domingo de Ramos en la Pasión del Señor.
31. La Semana Santa tiene la finalidad de recordar la Pasión de Cristo desde su entrada mesiánica en Jerusalén.
El Jueves Santo por la mañana, el Obispo que concelebra la Misa con sus presbíteros, bendice los santos óleos y consagra el crisma.
V El tiempo de Navidad
32. Después de la celebración anual del misterio pascual, la iglesia tiene como más venerable el hacer memoria de la Natividad del Señor y de sus primeras manifestaciones: esto es lo que hace en el tiempo de Navidad.
33. El tiempo de Navidad va desde las primeras Vísperas de la Natividad del Señor hasta el domingo después de Epifanía, o después del día 6 de enero, inclusive.
34. La Misa de la vigilia de Navidad es la que se celebra en la tarde del día 24 de diciembre, ya sea antes o Después de las primeras vísperas.
El día de Navidad se pueden celebrar tres misas, según la antigua tradición romana, es decir, en la noche, a la aurora y en el día.
35. La Navidad tiene su octava ordenada así:
a El domingo dentro de la octava, o en su defecto el día 30 de diciembre, es la fiesta de la Sagrada Família, María y José.
b El día 26 de diciembre es la fiesta de S. Esteban, protomártir.
c El 27 es la fiesta de S. Juan, apóstol y evangelista.
d 28 Stos. Inocentes.
e 29, 30 y 31 son días de la octava.
f El 1 de Enero, octava de navidad, es la solemnidad de Sta. María, Madre de Dios, en la que se conmemora también la imposición del Santísimo Nombre de Jesús.
36 El domingo que cae entre 2 y 5 de enero es el domingo II después de Navidad.
37 La Epifanía del señor se celebra el 6 de enero, a no ser que se traslade al domingo entre el 2 y el 8 de enero por ser día de precepto (cf. n. 7)
38 El domingo después del 6 de enero es la fiesta del Bautismo del Señor.
VI El tiempo de Adviento.
39 El tiempo de adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para las solemnidades de Navidad, en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y es a la vez el tiempo en el que por este recuerdo se dirigen las mentes hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al fin de los tiempos. Por estas dos razones el Adviento se nos manifiesta como tiempo de una expectación piadosa y alegre.
40 El tiempo de Adviento comienza con las primeras Vísperas del domingo que cae el 30 de noviembre o es el más próximo a este día, y acaba antes de las primeras Vísperas de Navidad.
41 Los domingos de este tiempo se denominan domingo I, II, III, IV, de Adviento.
42 Las ferias del 17 al 24 de diciembre inclusive tienen la finalidad de preparar más directamente la Navidad.
VII El tiempo ordinario.
43 Además de los tiempos que tienen un carácter propio, quedan 33 o 34 semanas en el curso del año, en los cuales no se celebra algún aspecto peculiar del misterio de Cristo; sino más bien se recuerda el mismo misterio de Cristo en su plenitud, principalmente los domingos. Este periodo de tiempo recibe el nombre de tiempo ordinario.
44 El tiempo ordinario comienza el lunes que sigue al domingo posterior al 6 de Enero y se extiende hasta el martes antes de cuaresma inclusive: de nuevo comienza el lunes después del domingo de Pentecostés y termina antes de las primeras Vísperas del domingo 1 de Adviento.
Por esto se emplean una serie de formularios que para los domingos y ferias de este tiempo se encuentran tanto en el Misal como en la liturgia de las horas.
VIII Las Rogativas y las cuatro Témporas del año.
45 En las Rogativas y en las Cuatro Témporas del año, la Iglesia suele orar a Dios por las diversas necesidades de los hombres, principalmente por los frutos de la tierra y el trabajo humano, y le da públicamente gracias a Dios.
46 Para que las Rogativas y las cuatro Témporas se adapten a las necesidades de los lugares y de los fieles es conveniente que las conferencias episcopales determinen el tiempo y la manera como se han de celebrar.
En cuanto a la extensión de la celebración, durante un día o varios, sobre su repetición a lo largo del curso del año, la autoridad competente determinará las normas correspondientes, teniendo en cuenta las necesidades locales.
47 La Misa que se ha de decir en cada uno de estos días se escogerá entre las Misas por diversas necesidades, la que sea más acomodada a la intención de las súplicas.
CAPÍTULO II
EL CALENDARIO
Título I: El calendario y las celebraciones que ha de contener.
48 La ordenación de la celebración se rige por el Calendario del año litúrgico, qué puede ser general o particular, según esté concebido para uso de todo el rito romano o para alguna iglesia particular o familia religiosa.
49 El Calendario general contiene el ciclo total de las celebraciones, ya sean las del misterio de la salvación en el propio del tiempo, ya las de los Santos que tienen una importancia universal y por eso todos han de celebrarse obligatoriamente, ya las de otros Santos que demuestran la universalidad y la continuidad de la santidad en el pueblo de Dios.
Los calendarios particulares contienen celebraciones más propias convenientemente combinadas y organizadas con el ciclo general.
“ La obra litúrgica engrandece su acción gratificante cuando solemniza con el canto y el pueblo de Dios concurre activamente participando de él”
La música llega de forma directa y profunda al corazón del que la oye, comunicando sentimientos, por lo que es un soporte excelso para emocionar. Es por ello que es tan importante en las culturas y pueblos del mundo.
La finalidad de la música sacra es la gloria de Dios y santificación de los hermanos. El concilio recupera así la significación de la música sagrada, sumergiéndose en sus valores para la reforma litúrgica.
Toda la tradición musical es una verdadera joya que sobresale sobre las demás expresiones artísticas “El canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria, fundamental, de la solemne liturgia”. Esta constitución apostólica nos habla de la función ministerial de la música sagrada, como servicio cualificado y honorífico. No es un adorno, es parte integral.
El común de partes fijas de la celebración eucarística, no están aislados del acto litúrgico, al contrario, acompañan; de ahí que el canto sirve para realzarlos, dando mayor solemnidad.
El logro de la oración cantada emana de la implicación de toda la asamblea en el canto, así como del poder de la música en introducir a las personas a coro en unidad y en consciencia. La música así lleva a cabo su tendencia a la sublimación, colocando a cada fiel en su papel, y convocando a cada uno a la oración en comunidad, en la cual no hay sesgos ni distinciones de fieles.
La asamblea litúrgica en su integridad es el coro más importante por número y extensión. Por ello participa con aclamaciones en las antífonas y los cantos de entrada y comunión. Conviene la participación también en el Kirieleisón (canto de los entierros, oficio de difuntos, en donde pedimos misericordia), el gloria, el Sanctus y en el Cordero de Dios.
Entre los ministerios del canto litúrgico, el salmista tiene una tarea única y especial, pues proclama cantando la palabra de Dios.
Como dijimos el gran coro es el pueblo de Dios, por ello es importante que la asamblea no solo lo vea como participación activa, sino que vaya más allá viviendo profundamente el misterio. El concilio nos exhorta para que exista formación musical y que el pueblo pueda ofrendar el canto litúrgico consciente y alegremente. Esto está en línea con la importancia de la reforma litúrgica: “Hacer crecer en el pueblo de Dios la conciencia de su papel primordial en la celebración de los misterios de la salvación”.
El concilio también insiste en la educación musical en seminarios y noviciados, de forma que sugiere la formación musical a la par que la teológica.
Cada comunidad, parroquia, catedral debe procurar la tenencia de una scholae cantorum. Cada diócesis debe procurarse de realidades formativas de tipo pastoral, con el fin de educar a los llamados a estimular las asambleas litúrgicas, haciéndoles comprender el significado de la música en la liturgia animándonos en la elección y selección además del aprendizaje de los cantos.
A lo largo de la historia se han producido grandes piezas para la liturgia, donde se ha manifestado fe, sensibilidad espiritual por parte de grandes autores a los que se les encargó estas composiciones con el fin de integrarlas en la liturgia. Desde luego las más cualificadas son de canto gregoriano, sin demérito de otras muchas.
El concilio sigue proponiendo este canto gregoriano como el más propio de la liturgia romana. En dicho canto se entrevé una sincronía especial entre palabra y música.
Existe también una tradición de música sacra que tuvo especial esplendor desde el siglo XV al XVII, esta música polifónica fue muy extendida en el repertorio que utilizó la liturgia. Estos cantos permiten cantar juntos, en comunión y armónicamente como pueblo de Dios.
También son aconsejables los cantos religiosos populares que se ejecutan desde hace siglos.
Desde el año 1600 se generalizó el uso de instrumentación musical, complementando a la voz humana. El órgano de tubos es el primero aconsejado por el concilio.
Por otra parte el concilio considera el oficio del compositor como una genuina misión. Se recomienda renovación del antiguo repertorio, siendo fieles a la exigencia litúrgica.
“Sintámonos llamados a responder a la invitación del Espíritu Santo, que desea transformar la vida de los fieles en un canto de alabanza”.
122 En esta ocasión vamos a transferir el capítulo con ciertas modificaciones, digamos un resumen pues es muy claro lo que el concilio nos dice.
La dignidad del arte sagrado.
Las bellas artes es una de las actividades humanas que son cumbre del ingenio. La frase de Dostoievski, “la belleza salvará el mundo” nos cuadra bien para este artículo. Sobre todo si la aplicamos al arte sacro.Gracias a la infinita belleza de Dios, esta se refleja en las obras humanas. Al igual que cooperamos en la procreación, todas las especies creadas, así mismo el ser humano desde la abstracción racional y de fe que proporciona el Espíritu Santo, es capaz de procrear belleza a imagen y semejanza de la belleza divina, algo que contribuye en alabanza y gloria a la trinidad, además de orientación a la santidad de los hombres.
- 122 Es por ello que la Santa Madre Iglesia ha sido, es y será amiga de las bellas artes, y siempre consideró en alto grado su servicio. Lo principal es la belleza que se aplica a las cosas destinadas al culto sagrado, sobre todo en lo tendente a la dignidad, decoro y belleza como símbolo de la realidad celestial. Ciertamente la iglesia se ha considerado siempre como mediadora de las artes, sabiendo discernir lo que eran obras acordes a la fe, piedad y a las leyes religiosas tradicionales en cada momento, dándole crédito sagrado. Así pues los Padres determinaron al respecto:
- 123 La iglesia no consideró como propio ningún estilo artístico en cualquiera de sus modalidades y condiciones de pueblos y ritos, aceptando las diversas formas en el tiempo y en cada espacio, de manera que se ha ido creando un tesoro a través de la historia y los territorios que se ha procurado conservar con mucho tiento. El arte contemporáneo, que a día de hoy y comparado con todo el recorrido eclesial a muchos les puede “chirriar”, hemos de seguir considerándolo como ejercicio de verdadera fe, con tal que sirva en arquitectura y en diseño sagrado con honor y sea reverente, y pueda como tal unirse a toda la creación clásica y comprendida así en tiempos posteriores.
- 124 la intención a día de hoy y de siempre es la promoción de una belleza sacra, más que el esplendor. Todo ello en el conjunto ornamental y de vestimenta sagrada.
El obispo ha de cuidar de excluir aquellas obras artísticas que repugnan a la fe, costumbres y piedad cristiana. La edificación del templo ha de ser consecuente a una buena celebración litúrgica y que pueda facilitar una buena y activa participación de los fieles.
- 125 Las imágenes sagradas han de seguir exponiéndose para veneración por parte de los fieles. No en cantidades grandes pero si en un debido órden, con el fin de no producir equívocos o extrañeza en los fieles, pudiendo conseguir así una devoción más auténtica.
- 126 Se ha de procurar la vigilancia por parte de los ordinarios del lugar pudiendo consultar a la comisión diocesana de arte si fuere necesario, y aún más a personas entendidas. Los propios ordinarios han de procurar que los objetos sagrados y obras de arte no se vendan para evitar su dispersión.
- 127 Los Obispos competentes en arte o a través de sacerdotes que lo fueren, dotados de conocimiento artístico y gusto por el arte, deben interesarse por los artistas con el fin de sumergirlos en el conocimiento y espíritu del arte sacro y de la sagrada Liturgia. Allá donde fuera necesario establecer escuelas de arte sagrado con la finalidad de formar artistas. El artista es una cierta imitación sagrada de Dios Creador cuya finalidad es de culto, edificación de los fieles e incluso instrucción catequética.
- 128 Se exhorta a la revisión además de los libros litúrgicos (art. 25) los cánones y prescripciones eclesiásticas referidas a las cosas externas del culto (estructura clara de los tiempos, las formas, y construcción de altares, la nobleza, colocación del sagrario así como su seguridad, la funcionalidad y dignidad del baptisterio, orden de las imágenes , decoración y ornato. Corregir o suprimir aquello menos conforme a la liturgia reformada y conservar e incentivar aquello que favorezca.
- 129 Conviene que los clérigos, a la par que estudian filosofía y teología, sean instruidos en la historia y evolución del arte sacro, además de los principios en que deben fundarse sus obras, con el fin de apreciar y conservar los venerables monumentos de la iglesia, y poder orientar así también a los artistas.
- 130 Se recomienda que el uso de insignias pontificales se reserve a aquellas personas eclesiasticas que tienen el carácter episcopal o alguna jurisdicción particular.
por Rafael García
VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN
SACROSANCTUM CONCILIUM
Su planteamiento, los logros conseguidos y desafíos
Para concluir este caminar por la constitución conciliar sobre la sagrada liturgia, vamos a echar un vistazo al conjunto, fijándonos principalmente en lo que desde el título nos proponemos indagar.
En la primera mitad del siglo XX, el magisterio, trabajos de academia y pastorales del movimiento litúrgico son los antecedentes que impulsan y a la vez preparan la reforma litúrgica más importante de todos los tiempos. Esto trae como consecuencia la nueva organización del año litúrgico, con libros renovados para cada uno de los sacramentos y los sacramentales, impulsando una doctrina con orientación pastoral sacramental y litúrgica, cuya finalidad es una mayor comprensión y participación en el misterio que se celebra.
Desde Pío X hasta Juan XXIII todos los Papas se mostraron interesados cada uno desde su visión en la promoción de la participación activa del pueblo en la celebración.
Estructuración.
El texto tiene el mayor estatus de un texto conciliar, se le denomina “constitución”. Ello es debido a que no es sólo un cambio de disciplina lo que aborda sino que es raíz de una verdadera y propia reforma. No tiene pretensión de establecer nuevas verdades doctrinales, sino ser guía “indubitable” de renovación profunda en la vida de la iglesia para poder presentar de cara al mundo y en este tiempo su naturaleza verdadera y su original esplendor. La constitución es por parte de la Santa Sede un compromiso contraído ante toda la iglesia en el sentido de realizar una reforma que pedía todo el cuerpo eclesial y que venía ya impulsada por los Pontífices precedentes al Concilio.
El documento está distribuido en 130 numerales distribuidos en siete capítulos que no mencionamos pues los hemos visto uno a uno. Cada capítulo se abre con una introducción general seguido de las líneas fundamentales de renovación, con las indicaciones relativas al desarrollo de los ritos, según cada caso.
Fuentes.
Dos grandes reformas litúrgicas preceden a esta, una en el siglo VIII, obligatoria en la mayor parte de los territorios occidentales, y la de Trento en el siglo XVI estas no tuvieron la abundante y rica documentación ni tampoco el trabajo científico y pastoral con que se contó en este concilio.
A partir del siglo XIII surgieron muchas fuentes litúrgicas que estaban perdidas en el tiempo y que se estudian a partir de finales del siglo XIX permitiendo una nueva y mayor comprensión tanto histórica como teológica de la liturgia. A partir de aquí se restablecen elementos desaparecidos en el ordinario de la misa, también se restaura en lo posible la forma primitiva de los himnos y se revisa el año litúrgico, manteniendo su idiosincrasia primigenia, con la intención de alimentar correctamente la piedad de los fieles en las celebraciones de los misterios. (cf. SC, 50, 93, 107, correspondientes a la homilía, oración de los fieles y posibilidad de concelebración). Todo ello llevado por un ímpetu de estudio de los orígenes cristianos e instituciones eclesiásticas.
Ámbito del concepto y de la celebración.
Podemos resaltar, sin exhaustividad los elementos pastorales en la constitución:
- La liturgia cristiana es siempre el Misterio Pascual de Cristo. “la liturgia es la teología hecha oración”, el cuerpo místico ejerce el culto público íntegro para la santificación del hombre a través de los signos sensibles.
- La liturgia ejerce el poder sacerdotal de Cristo, mediante el cual Dios es glorificado y la santificación de los hombres es llevada a cabo. Su primera función de alabanza, servicio a la gloria de Dios. Confesamos así la grandeza y el amor del Padre que se manifiesta en Jesucristo (acción ascendente, “elemento latréutico”). En segundo lugar la vertiente descendente “aspecto catabático” , por la acción presencial de Dios, la liturgia, derramando el amor de Dios en el corazón de los fieles y el pleno conocimiento de su acción en favor de ellos. Esto les impulsa a anunciar a los demás aquello que han visto y contemplado.
- La dimensión eclesial de la liturgia. La liturgia como signo, otorga la imagen más verdadera y plena de la iglesia. Ella es la cima, la meta de la acción evangelizadora y pastoral, al mismo tiempo que fuente de vida sobrenatural.
- Dimensión pneumatológica (Espíritu Santo) de la liturgia. El Espíritu es el pedagogo de la fe y ejecutor de los sacramentos. Toda celebración litúrgica es súplica de la iglesia al Padre para que envíe el Espíritu Santo y haga de la vida de los fieles ofrenda viva a Él.
- Participación activa (actuosa participatio). Participar en la liturgia significa entrar en el misterio de amor trinitario “perijóresis” (bailar con la Trinidad); entrar en el misterio del verbo encarnado; entrar en el misterio de la iglesia. Participar es degustar la “gracia” como acontecimiento y como renovación mediante la “devotio Ecclesiae”.
- La noble sencillez (Ratzinger). El concilio nos dice que los ritos deben resplandecer con noble sencillez, deben ser claros, breves, evitando repeticiones inútiles, adaptados a la capacidad de los fieles y sin muchas explicaciones.
- La celebración litúrgica es acción sagrada por excelencia de la iglesia. Pues es un don que viene de lo alto, inmodificable y que no puede quedar a la arbitrariedad humana.
La palabra en la celebración litúrgica es uno de los logros más importantes (Ninguna acción litúrgica sin la palabra), con el fin de presentar con claridad la conexión íntima entre palabra y rito, para dar oportunidad a la meditación, a la acogida e interiorización de lo que se proclama.
Desafíos.
- Cada celebración debe manifestar la verdadera naturaleza de la liturgia.
- Que la liturgia sea clara y entendible (poder comprender el símbolo sacramental).
- Importancia de la arquitectura litúrgica. Tiene una importancia fundamental, para la participación plena, consciente y activa en el culto.
- Es imprescindible la música sagrada o litúrgica.
Conclusión.
En toda celebración se encuentra la potencia salvadora del verbo hecho carne ;y se sabe que todo encuentro con Dios vivo es fuego incandescente que toca el corazón y lo purifica.
En la próxima entrega comenzamos a discernir sobre la constitución dogmática Lumen Gentium. Segunda constitución dogmática donde la iglesia nos habla al mundo de sí misma. Es a partir de este escrito donde comienza la teología eclesiológica que poco o nada había tenido presencia anteriormente.
por Rafael García
Después de un recorrido histórico de dos mil años en este mundo, y ante la transformación en estos tiempos modernos de los “ámbitos a evangelizar”, la iglesia con la asistencia del Espíritu que os guiará a la verdad completa (Jn 16, 13), ha arrastrado a la iglesia a cuestionarse sobre sí misma, lo que es ella, su misión, y el lugar y función que dentro de ella debe cada cual ocupar y realizar. Esto no significa que anteriormente no lo supiera pero ciertamente en este tiempo se autoexige una mayor consciencia con la única finalidad de ser más fiel al modelo de Cristo.
esta reflexión eclesiológica no es por “chiripa” ya que desde la renovación de la teología a finales del pasado siglo y hasta el día de hoy ha ido apoderándose de la mente y el alma de pastores y teólogos (Renovación litúrgica, ecumenismo, retorno a los Santos Padres, promoción del apostolado laical …) todo se ha ido acumulando para disponer de una imagen más completa y acabada de la iglesia de Dios que Él adquirió con su sangre (Hch 20, 28)
La encíclica de Pío XII “Mystici Corporis” trazó el camino a la reflexión que el concilio Vat II después patrocinó como idea estructural de toda su labor.
Esta constitución sobre la iglesia se proclamó al final del tercer periodo conciliar (21 noviembre de 1964). Es sin duda el documento central del concilio que articula y fundamenta todos los restantes. (Quizá deberíamos haberlo colocado en primera posición de análisis de todas las constituciones, por su importancia).
L.G. no debemos verlo como un manual, es esencialmente un anuncio de sí misma al mundo “iluminada en su rostro por la luz de Cristo” (L. G. 1) nos presenta lo que entiende que es y que debe ser. Es decir, el punto de partida para una reiterada misión entre los hombres. Por lo que no siendo un manual, si es el vademecum insustituible para hacernos conscientes de nuestra hora “cumplido es el tiempo, y el reino de Dios está cerca; arrepentíos y creed en el evangelio” (Mc. 1, 15).
Estructura de la lumen gentium
Previo al texto definitivo, este fue precedido por tres borradores o esquemas, que se discutieron en los tres períodos del concilio.No vamos a entrar en estos debates pues documentación suficiente se puede encontrar en las páginas web del vaticano, muy pormenorizada, sólo decir que es a partir del segundo borrador, y sus discusiones, donde se empiezan a perfilar los criterios principales de la estructura definitiva de la constitución eclesiológica.
Salvando el cap. I sobre el misterio de la iglesia, la problemática se centró en la estructuración de los siguientes capítulos (El pueblo de Dios, constitución jerárquica de la iglesia y en particular del episcopado, los laicos, vocación universal y santidad en la iglesia, los religiosos,índole escatológica, bienaventurada Virgen María). Después de discusiones numerosas en los distintos borradores, como ya hemos dicho, se nos propone la estructura actual.
Compuesta la constitución de ocho capítulos recogidos o estructurados en cuatro binomios o ejes eclesiológicos según el canónico Charles Moeller:“El eje de la iglesia como misterio, sacramento primordial de la unidad del mundo en el pueblo de Dios; el eje de las estructuras jerárquicas de la iglesia donde los laicos y ministros se encuentran en el misterio del primado y de la colegialidad; el eje de la santidad, estructura carismática en la iglesia; el eje de la consumación celestial, según una dimensión escatológica y pneumatológica…”
Sin entrar en mayores disquisiciones sobre la formulación esquemática del texto, pues hay autores que reflejan otras visiones, podemos decir que la estructuración de los capítulos, se percibe con un cierto orden lógico.
Algunos elementos de la síntesis eclesiológica representan una novedad como por ejemplo el cap. IV sobre los laicos; otros que estaban olvidados, se reinsertan como la consideración del aspecto celeste de la iglesia y de la Virgen María cap. VII-VIII. Otros adquieren una forma más equilibrada y esquematizada, como la doctrina sobre el valor eclesial de los otros grupos religiosos cap. I n. 8; cap. II n. 14-16
Otro salto adelante se da con el orden en que son presentados los elementos, por ejemplo, el tratamiento de los elementos comunes a todos los miembros del pueblo de Dios en el cap. II n. 10-12, antes que aquellos que lo diversifican y distinguen, como la consideración jerárquica en el cap. III.
Finalmente por el punto de partida del que arranca dicho orden la iglesia en el plan de Dios y en las misiones trinitarias.
Conclusión a la introducción de la constitución dogmática.
Está claro que queda muy abierta a la teología una sugestiva y colosal tarea a abordar en la teología eclesiológica. La constitución no cierra las puertas, más bien al contrario, las abre de par en par para poder mirar en todas direcciones.
En la próxima colaboración entraremos ya de lleno a diseccionar la constitución capítulo por capítulo, empezando por el primero, El misterio de la iglesia.
Por Rafael García
Sin lugar a dudas este documento del magisterio de la iglesia es “de seguro” el central y más significativo del Vat II sobre eclesiología. Su centralidad se vió clara a los 20 años del concilio, en el sínodo de 1985 cuando se sintetizó en una frase las cuatro constituciones conciliares: “La iglesia (lumen gentium), bajo la palabra de Dios (Dei verbum), celebra los misterios de cristo (Sacrosanctum concilium) para la salvación del mundo (Gaudium et spes).
L.G. tiene vinculación estrecha con los otros documentos conciliares. Tanto es así que gracias a D.V. y a S.C. y a la par con G.E., descubrimos con mayor amplitud la misión de la iglesia en el mundo.
CPT. 1 El misterio de la iglesia.
“misterio”, esta palabra, que califica todo este capítulo, ya no se aplica sólo a los contenidos misteriosos de la fe como promulgaba el Vat I, se amplía al concilio paulino que lo expone como expresión del designio salvador de Dios para salvación del mundo (Ef 1,9s; 3,3-10; Col 1,26s; idea que está presente en la apocalíptica judía).
- El proemio comienza afirmando el cristocentrismo de la iglesia ya que “la luz de
la gente es Cristo”. De esta forma se sitúa a nivel sacramental a la iglesia “como un sacramento”, describiéndose en concordancia de la teología sacramental: “como signo que acentúa el carácter de la presencia de Cristo” (K. Rahner), y como “instrumento que subraya el carácter simbólico de la presencia de Cristo” (O. Semmelroth). A la vez que realza la realidad última (res sacramenti) que encierra la iglesia sacramento y que es la íntima unión con Dios y la unidad del género humano.
- La iglesia procedente de la Trinidad (L.G. 2-4) desde una visión bíblica y siguiendo el designio de la salvación, nos manifiesta su realidad desde la trinidad. Empezando por el Padre L.G. 2 que manifiesta su designio para que todos los hombres puedan ser hijos de Dios.
El Hijo L.G. 3 es presentado en el centro de la historia como aglutinador personal del designio salvador, se sigue la doctrina paulina de recapitulación universal y de filiación adoptiva, a la vez que sitúa a Jesucristo más que como fundador histórico de la iglesia, se empeña en situar el nacimiento simbólico de la iglesia desde el misterio pascual “por la sangre y el agua surgidas del costado abierto de Jesús crucificado” según interpretaciones patrísticas del medievo de Jn 19,34 (Tomás de Aquino).
- El Espíritu Santo L.G. 4 es tratado brevemente, concentrando toda la percepción pneumatológica de la iglesia viendo en el Espíritu el protagonista de la construcción y creación de la iglesia: “El Espíritu que habita en la iglesia” (Spiritus in Ecclesia). Expresando de forma múltiple su función sobre y en la iglesia, ya que santifica, crea comunión, da vida, luz, verdad, libertad, resurrección, fuerza, unidad…
- Las metáforas bíblicas son ampliadas en el punto 5 en torno a la categoría de reino de Dios siendo inicio , no realidad perfecta aquí en la tierra, la iglesia por lo tanto tiene la misión de anunciarlo. La naturaleza de la iglesia en el punto 6 está expresada también con distintas imágenes, como redil, cultivo y campo de Dios, construcción de Dios, familia, templo, madre, ciudad santa, y esposa en camino hacia la plena gloria.
- Observando desde el misterio cristológico (7-8), llegamos a darnos cuenta que son decisivos estos dos textos, sobre todo el 8, fueron muy discutidos en el concilio, mostrando una doble cara. Por un lado tenemos lo que es Cristo para la iglesia (L.G.7) y lo que es la iglesia para Cristo (L.G.8). El primer texto reafirma a la iglesia como cuerpo de Cristo ya pregonado en la encíclica de Pío XII Mystici corporis, sintetizando esta referencia y situando en medio de las metáforas anteriores y lo complementa con otra metáfora (esposa de Cristo) con lo que marca la diferencia entre Cristo y la iglesia.
L.G.8 cierra el primer capítulo trando la cuestión “iglesia como realidad visible e invisible” en donde se describe con belleza a la iglesia como “comunidad de fe, de esperanza y de amor”; es “sociedad y cuerpo místico”, “asamblea viviente y comunidad espiritual”, “iglesia de la tierra e iglesia celestial” etc, todo ello nos indica la realidad compleja constituida de un elemento humano y otro divino de ahí la profunda semejanza con el misterio del verbo encarnado. Es por ello que todo el organismo social de la iglesia está al servicio del Espíritu de Cristo (Spiritui Christi inservit). Todas estas aseveraciones iluminan el sentido de la visibilidad eclesial que debe estar como hemos dicho al servicio del Espíritu de Cristo.
El segundo párrafo afronta la cuestión de la unicidad de la iglesia, afirmando que la iglesia querida por Cristo “una, santa, católica y apostólica” muestra su carácter plenamente apostólico en cuanto que está confiada a Pedro y a los otros apóstoles. Así es que se asegura que, en cuanto subsiste (o perdura) en (subsistit in) la iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro.
El párrafo último del punto 8 se centra en la temática de la iglesia de los pobres y sobre la cuestión del pecado en la iglesia, recuperando la expresión patrística del medievo que afirma: “la iglesia santa que incluye en su propio seno a pecadores” ya que es “a su vez santa pero siempre necesitada de purificación” esto inspirado en textos de Lutero donde dice que la iglesia siempre se debe reformar “semper reformanda”, verbo que se utilizará posteriormente en la encíclica unitatis redintegratio.
próxima entrega el capítulo 2 EL PUEBLO DE DIOS.
✔️Comentarios al segundo capítulo de lumen Gentium
Por Rafael García
En este segundo capítulo vemos como mensaje teológico fundamental el siguiente: “El señor quiere salvar y santificar pero no de manera individual sino por la constitución de un pueblo”. Este pueblo es el sujeto de la obra salvífica y universal de Dios. Todo el momento histórico del pueblo judio, relatado en el A.T. hemos de verlo los cristianos como preparación y como símbolo del pacto perfecto que se efectuó o deberíamos consumar en Cristo. ¿Por qué escoge Dios al pueblo hebreo, habiendo pueblos en aquella época más desarrollados?
Es posible que sea una señal eclesiológica de la unidad “unidad salutífera”, lo que nos lleva a las palabras de Jesús: “que todos sean uno… para que el mundo crea” (Jn. 17, 21). Por ello y desde la unidad de toda la iglesia es desde donde se adquiere la autoridad moral inapelable, siendo todos testimonio de credibilidad.
Cada fiel es incluido en el pueblo de Dios, en virtud del bautismo que nos consagra como casa espiritual y sacerdocio común, este segundo siendo diferente al ministerial dependen el uno del otro.
La primera exigencia del documento que nos habla de la dimensión profética de los cristianos, nos exige la difusión de un testimonio vivo en nuestra vida de fe y caridad.
La comunidad eclesiástica no es anárquica, la preside la cátedra de Pedro para todo el conjunto de la caridad. Así podemos proponer dos tesis que de forma dogmática expresan condiciones por las cuales es necesaria la iglesia para la salvación:
- No se salvarán quienes sabiendo que Cristo instituyó la iglesia, desdeñan entrar en ella “extra ecclesia nulla salus” (San Cipriano de Cartago). Es necesaria la mediación eclesial, para aquellos que sepan de su papel en el mundo.
- No alcanza la salvación quien siendo de la iglesia no persevere en la caridad, pues el mandato fundamental es “ámense mutuamente”. Así lo entendió San Juan de la Cruz: “al final de nuestras vidas seremos juzgados acerca del amor”.
Al católico le corresponde trabajar por la unidad y por el anuncio del evangelio.
CARACTERÍSTICAS DEL PUEBLO DE DIOS.
El pueblo de Dios no está constituido por una raza, una historia individual etc
sino por Dios mismo que lo dejó abierto a todos los hombres, por lo que es semilla
de unidad para todo el género humano.Este pueblo es igual en dignidad y libertad.
Lumen Gentium quiere ser un documento que explicite la doctrina cristiana claramente dejando claro como dijimos antes que no hay conflicto entre el sacerdocio común y el ministerial. Es decir, el sensus fidei es validado por el concilio como el sentimiento que el Espíritu Santo mueve y sostiene y que está bajo la dirección y magisterio del consensus fidei.
Termina el capítulo haciendo tres referencias transversales: ecumenismo, diálogo interreligioso y la dimensión misionera de la iglesia, a los cuales haremos en las próximas entregas referencias propias antes de pasar al capítulo tres sobre la constitución jerárquica de la iglesia.
Próxima entrega, ecumenismo.
✔️Apuntes sobre ecumenismo
¿Qué es el ecumenismo?
¿Cuál es su importancia?
¿Para qué sirve?
Introducción: extensión específica del capítulo 2
Vamos a intentar hacer una explicación con frases lo más clarificadoras posible. La intencionalidad no es otra que comprender la importancia del esfuerzo de unión con las iglesias separadas del tronco común que sin duda y por los motivos que fueren, en cada momento histórico y que se produjo por cuestiones de calado teológico no exento de intereses políticos en muchos casos.
En el capítulo 2 “el pueblo de Dios” de la constitución dogmática Lumen Gentium. El punto 15 nos habla de Vínculos de la iglesia con los cristianos no católicos: La iglesia se siente unida por varios vínculos con todos los que se honran con el nombre de cristianos, por estar bautizados, aunque no profesan íntegramente la fe, o no conservan la unidad de comunión bajo el sucesor de Pedro. Pues conservan la Sagrada Escritura como norma de fe y de vida, y manifiestan celo apostólico, creen con amor en Dios Padre todopoderoso, y en el hijo de Dios Salvador, están marcados con el bautismo, con el que se unen a Cristo, e incluso reconocen y reciben en sus propias iglesias o comunidades eclesiales otros sacramentos. Muchos de ellos tienen episcopado, celebran la sagrada Eucaristía y fomentan la piedad hacia la Virgen María Madre de Dios. Hay que contar también la comunión de oraciones y de otros beneficios espirituales; más aún, cierta unión en el Espíritu Santo, puesto que también obra en ellos su virtud santificante por medio de dones y de gracias, ya algunos de ellos les dió la fortaleza del martirio. De esta forma el Espíritu promueve en todos los discípulos de Cristo el deseo y la colaboración para que todos se unan en paz en un rebaño y bajo un solo pastor, como Cristo determinó. Para cuya consecución la madre Iglesia no cesa de orar, de esperar y de trabajar, y exhorta a todos sus hijos a la santificación y renovación para que la señal de Cristo resplandezca con mayores claridades sobre el rostro de la iglesia.
Con este punto 15, la iglesia cambia la actitud que tuvo durante siglos de anatematizar e inicia una nueva vida de diálogo. Como dijo Unamuno “convencer, no vencer”.
Significación de Ecumenismo: Movimiento e impulso de los cristianos hacia la unidad.
¿Para qué?: Para cumplir la oración de Jesús (Jn 17,21) “para que todos sean uno, como tú, oh Padre, en mí, y yo en tí, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”. Para poder cumplir con la misión bien, sin presentar a Cristo tan dividido y roto. El ecumenismo trata de reducir la brecha entre las iglesias para la unidad de las mismas en aras de alcanzar su objetivo evangelizador. En este sentido el ecumenismo se centra en la unidad de la iglesia y en la unidad de toda la humanidad y se puede compartimentar en ecumenismo institucional, doctrinal, espiritual y sociopolítico.
ecumenismo institucional. Tiene dos aspectos, el oficial que es realizado por las autoridades eclesiales y el doctrinal que intenta salvar las diferencias históricas y teológicas.
Motivos y desafíos del ecumenismo.
- La división contradice la voluntad de Cristo.
- La división es un escándalo para el mundo.
- La división daña la causa de la predicación.
Esto provoca un conflicto principal (unidad de la comunidad de Jesús versus fidelidad a la tradición). Una solución sería la unidad desde la diversidad.
Las iglesias que participan en el diálogo ecuménico son Ortodoxas, Anglicana, federación luterana mundial, alianza reformada mundial, Metodistas, Pentecostales, Discípulos de Cristo, alianza bautista mundial, consejo ecuménico de iglesias y por supuesto la Iglesia Católica.
Puntos comunes de unidad visible: La Trinidad, Jesucristo como salvador del pecado, la biblia como palabra inspirada, el Bautismo como participación en la muerte y resurrección del Señor, la oración, La estructura jerárquica (en algunas iglesias).
Dificultades: Historia de odios y exclusiones, persecución a los protestantes, Existencia de pequeños grupos fundamentalistas y locales, falta formación en los protestantes, falta de actitud ecuménica en todos.
Camino hacia la unidad: Oración, pidiendo esta unidad. Diálogo amistoso y teológico. Colaboración.
Adquisiciones doctrinales:
- El ecumenismo no es un ejercicio de relaciones diplomáticas. Es una respuesta a la llamada de Dios de ser una sola Iglesia unida en el Espíritu Santo.
- El bautismo por inmersión, o por infusión, con la fórmula trinitaria, es válido en sí mismo.
- La fe insuficiente de un ministro respecto al bautismo, no invalida el sacramento.
- Un bautizado perteneciente a otra comunidad eclesial puede ser admitido en un bautismo como testigo. Si es de la iglesia oriental, puede ser padrino.
- Aquellos que se plantean entrar en plena comunión con la Iglesia Católica deben recibir el sacramento de la confirmación según la doctrina y rito Católico.
- Un sacerdote católico no puede concelebrar la Eucaristía con ministros de otras iglesias y comunidades eclesiales.
- Ante una extrema necesidad está permitido al católico recibir los sacramentos de penitencia, Eucaristía y unción de enfermos de un ministro de la iglesia oriental.
- Los esposos de un matrimonio mixto tienen en común los sacramentos del bautismo y el matrimonio, pero sólo pueden compartir la Eucaristía de forma excepcional.
Para concluir diremos que es necesario poner aún muchos más puntos de acuerdo con las llamadas comunidades eclesiales sobre todo en cuestión de sacramentos.
Si quieren una información mucho más completa, acudir al decreto unitatis redintegratio del Papa Pablo VI, la encíclica ut unum sint de Juan Pablo II,y también evangelii gaudium del Papa Francisco donde se dan pautas al laicado al respecto de evangelizar desde una intención ecuménica.
Por Rafael García
El desarrollo de este capítulo fue uno de los más controvertidos de este documento por cuestiones de autoridad entre el Sumo pontífice y el colegio episcopal. Por ello vamos a utilizar dos jornadas para entender este capítulo, en esta vamos a exponer literalmente la nota previa explicativa que se hizo para desarrollar este capítulo con el fin de asegurar el lógico entendimiento jerárquico, algo que a día de hoy se sigue arrastrando por un mal entendimiento y que pone por parte de algunos “rigoristas” dudas sobre la sinodalidad y otras cuestiones posconciliares.
Nota explicativa previa al capt. 3 de la constitución dogmática Lumen gentium.
Se comunica además a los padres por mandato de la autoridad superior una nota explicativa previa de los modos sobre el capítulo III del esquema sobre la iglesia. La doctrina en este capítulo, se debe entender según la mente y los términos de esta nota.
La comisión ha decidido poner al frente de la discusión de los modos las siguientes observaciones generales:
1º El colegio no se entiende en un sentido estrictamente jurídico, es decir, de una asamblea de iguales que confieran su propio poder a quien los preside, cuya estructura y autoridad deben deducirse de la Revelación. Por este motivo, se dice explícitamente de los Doce que el señor los constituyó “a modo de colegio, es decir de grupo estable”. Por la misma razón se aplican también con frecuencia al Colegio de los obispos las palabras “Orden” o “Cuerpo”. El paralelismo entre Pedro y los demás Apóstoles, por una parte, y el Sumo Pontífice y los Obispos, por otra, no implica la transmisión de la potestad extraordinaria de los Apóstoles a sus sucesores, ni, como es evidente, la igualdad entre la Cabeza y los miembros del Colegio, sino sólamente proporcionalidad entre la primera relación (Pedro- Apóstoles) y la segunda (Papa- Obispos). Por lo que la comisión determinó escribir el n. 22 no del “mismo” sino por “semejante” modo Cf. 57.
2º El carácter de miembro del colegio se adquiere por la consagración episcopal y por la comunión Jerárquica con la Cabeza y los miembros del Colegio.
En la consagración se da una participación ontológica de los oficios sagrados,como consta, sin duda alguna, por la Tradición, aún la litúrgica. Intencionadamente se emplea la palabra “oficios” y no la palabra “potestades”, porque esta última podría entenderse de la potestad expedita para el ejercicio. Para que se tenga tal potestad expedita, debe añadirse determinación jurídica o canónica por la autoridad jerárquica. Esta determinación de la potestad puede consistir en la concesión de un oficio particular o en la asignación de súbditos, y se confiere de acuerdo con las normas aprobadas por la suprema autoridad. Esta norma ulterior está requerida por la propia naturaleza de la cosa, ya que se trata de oficios que deben ejercerse por muchos sujetos, que cooperan jerárquicamente por voluntad de Cristo. Es evidente que esta “comunión” en la vida de la iglesia fue aplicada, según las circunstancias de cada época, antes que quedase codificada en el derecho.
Por eso, de forma explícita se afirma que se requiere la comunión jerárquica con la Cabeza y miembros de la Iglesia. La comunión es una noción que fue tenida en gran honor en la iglesia antigua (como hoy también sobre todo en el Oriente). Su sentido no es un vago afecto, sino una realidad orgánica, que exige forma jurídica y al mismo tiempo está animada por la caridad. Por lo que la comisión determinó, casi con unánime consentimiento, que había de escribirse “en la jerárquica comunión”.
3º Del colegio, que no se da sin su Cabeza, se dice “Que es sujeto también de la suprema y plena potestad sobre la iglesia universal”. Necesariamente hay que admitir esta afirmación para no poner en peligro la plenitud de potestad del Romano Pontífice. Porque el Colegio comprende siempre y de forma necesaria su propia cabeza, la cual conserva en el seno del Colegio íntegramente su función de Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal. En otras palabras, la distinción no se da entre el Romano Pontífice y los Obispos colectivamente considerados, sino entre el Romano Pontífice separadamente y el Romano Pontífice junto con los Obispos. Por ser el Sumo Pontífice la Cabeza del colegio, él por sí solo puede realizar ciertos actos que de ningún modo competen a los Obispos; por ejemplo, convocar y dirigir al colegio, aprobar las normas de acción, etc. Pertenece al juicio del Sumo Pontífice, a quien está confiado el cuidado de todo el rebaño de Cristo, determinar, según las necesidades de la iglesia, que varían con el decurso del tiempo, el modo que convenga tener en la realización de dicho cuidado, ya sea un modo personal o un modo colegial. El Romano Pontífice, en el ordenar, promover, aprobar el ejercicio colegial, mirando el bien de la iglesia, procede según su propia discreción.
4º El Sumo Pontífice, como Pastor Supremo de la iglesia, puede ejercer libremente su potestad en todo tiempo, como lo exige su propio ministerio. El colegio, sin embargo, aunque existe siempre, no por ello actúa en forma permanente con una acción estrictamente colegial, como consta por la Tradición de la Iglesia. Con otras palabras, no siempre se halla “en plenitud de ejercicio”; más aún, sólo actúa a intervalos con actividad estrictamente colegial, y sólo “con el consentimiento de su cabeza”. Se dice con el consentimiento de su cabeza para que no se piense en una dependencia de algún extraño, por así decirlo; el término “consentimiento” evoca, por el contrario, la comunión entre la Cabeza y sus miembros, e implica la necesidad del acto que compete propiamente a la cabeza. Esto se afirma explícitamente, y se explica allí al fin. La fórmula negativa sólo comprende todos los casos, por lo que es evidente que las normas aprobadas por la suprema Autoridad deben observarse siempre.
Si tenemos en cuenta que todo lo que se dice en el capítulo dos sobre el pueblo de Dios atañe por igual a laicos, religiosos y clérigos, se entiende también que a los laicos, hombres y mujeres, por motivo de su condición y misión, tienen ciertas particularidades, cuya “sustancia” ha de ser tenida en cuenta con cuidado principalmente por el contexto de nuestro tiempo.
Laico es todo aquel fiel cristiano, a excepción de los miembros del orden sagrado, y los del estado religioso aprobado por la iglesia. La peculiaridad principal del laico es su carácter secular. Y nos corresponde a los laicos por vocación, tratar de alcanzar el reino de Dios, gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios quiere. El laico, por la llamada de Dios, ha de desempeñar su profesión guiado por el espíritu evangelico, contribuyendo a la santificación del mundo desde dentro, a modo de fermento.
Aunque en la iglesia no todos vamos por el mismo camino, es claro que todos están llamados a la santidad, pues se ha alcanzado la misma fe por la justicia de Dios. Ahora bien, el apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvífica de la iglesia, apostolado al que todos estamos destinados por el Señor mismo en virtud del bautismo y de la confirmación. Por estos dones otorgados, el laico se convierte en testigo e instrumento de la propia misión de la iglesia en la medida del don de Cristo. Obras, oraciones e iniciativas apostólicas, vida conyugal y familiar, la cotidianidad del trabajo, el descanso del alma y del cuerpo, si son enfocados en el Espíritu, incluso las mismas pruebas de vida si se llevan con paciencia, se convierten en sacrificios espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo.
Compaginen los laicos sus fuerzas para sanear las estructuras y los ambientes del mundo cuando inciten al pecado, de manera que todas estas cosas sean conformes a la justicia y favorecer al máximo la práctica de las virtudes. Obrando así, se empapará de valor moral la cultura y la actividad humana.
Todos los fieles cristianos, por lo tanto los laicos también, tienen el derecho de recibir en abundancia de los Pastores, los bienes de la iglesia, particularmente la palabra de Dios y los sacramentos.
Por el otro lado los Pastores han de reconocer y promover la dignidad y la responsabilidad de los laicos en la iglesia. Recurran, los Pastores gustosamente a su prudente consejo, y encomiéndenles, con confianza cargos en servicio de la Iglesia y denles libertad y ocasiones para actuar, animales incluso a emprender obras por propia iniciativa.
Cada laico debe ser ante el mundo un testigo de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y una señal del Dios vivo. En una palabra, “lo que el alma es en el cuerpo, esto han de ser los cristianos en el mundo”.
Por Rafael García
La intención más imperiosa que se ha tenido desde el principio del concilio es el llamado a todos los hombres a vivir la santidad. Los padres conciliares, se desgañitan de manera clara y concreta, lo que la iglesia nos ha enseñado desde siempre, y que es el tema fundamental, la santidad. Es el llamado de Jesucristo, y lo que siempre va a definir la misión de la iglesia.
La iglesia es Santa porque Cristo y (trinidad completa) es Santa, por lo que siendo Cristo cabeza de la iglesia, el resto del cuerpo está llamado a la santidad. Estamos obligados (por simpatía) desde la gracia que se nos da en el bautismo, a la búsqueda, a la participación y a la alegría y perfeccionamiento en la naturaleza divina. Para ustedes los que creen, Él es el gran valor; pero para los que no creen: la piedra que desecharon los edificadores ha llegado a ser piedra angular, y también una piedra de tropiezo, y una roca que hace tropezar. Porque al ser desobedientes, tropiezan en la palabra, para lo cual estaban ya destinados. Pero ustedes son el linaje escogido, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.(1p 2, 9-10). San pedro en su carta nos dice, nos pregona, que Jesús derrama su gracia en nuestras almas su gracia para poder ser santos.
En la actualidad para el concilio, el concepto de santidad nos remite al empeño que con todas sus fuerzas, el fiel cistiano vive para imitar a Cristo, que lleva a cabo con la ayuda de los dones recibidos por Él, obedeciendo al Padre plenamente y entregándose libremente en cuerpo y alma para glorificar a Dios y al servicio del prójimo.
Lumen Gentium, invita a vivir este estilo de vida a los pastores de la iglesia, que comprometidos, busquen crecer en el amor a Dios y al prójimo, imitando diariamente lo que tienen en sus manos, durante el Santo Sacrificio de la misa. A la par promueve la comunión entre el Papa, obispos y presbíteros , siguiendo el ejemplo de los grandes modelos de santidad sacerdotal. Y finalmente, ofrecer todo su ministerio por su propia santidad y la de la Iglesia universal.
Para la vida conyugal, nos invita a la ayuda mutua por la santificación de cada uno y su familia.
El principal medio de santificación es la caridad. Primero a Dios y luego al prójimo en Dios. El modelo de caridad en grado máximo que algunos fieles reciben y aceptan es el Martirio, asemejando a Jesucristo de manera plena. Al final del capítulo de esta constitución se reafirma el celibato y la virginidad.
AMOR.
Concepto, a día de hoy causa de escándalo.En la sociedad actual es contrario a su esencia, amamos a una mascota más que lo que deberíamos dar a un ser humano que se está formando en el vientre de una mujer.
Cuando el hombre es capaz de identificar su origen en la fe, la consecuencia debe ser una actitud que establezca a Dios como su principal amor.
El encuentro con Dios es verdaderamente superior. La relación con el Creador es más importante pues así se encuentra sentido a la propia existencia y cómo deben ser las relaciones con los demás y las demás creaturas.
Los respetos humanos buscan ocultar las realidades que deben ser amadas y con el relativismo, buscan destruir los valores cristianos y la esencia del amor. Siendo Dios el primero que tiene derecho a ser amado, pues es el creador de todas las cosas; no debemos olvidarnos del mundo donde vivimos y las personas que nos rodean:
Si alguno dice: “amo a Dios” y aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. (1Jn. 4, 12)
Mi vida es una perenne acción de gracias en donde amándolo totalmente a Él, y a mi prójimo en Él, pueda ser capaz de dar testimonio de quien es Dios, estando dispuesto incluso a perder la vida por su nombre, pero al final del día, ganar el cielo. Este debe ser el sueño de todo ser humano.